El culto covidiano, la salud como religión de Estado, es el resultado de la aplicación a escala planetaria de técnicas de control mental. La adhesión hipnótica de millones de ciudadanos a los destructivos dogmas sólo se puede explicar por la manipulación científica de sus mentes en forma inadvertida para ellos.
“Los pueblos de todo el planeta han sido forzados a una mentalidad de culto sin su conocimiento ni su consentimiento”, afirma Nathal Segal en su artículo “Si usted se asustó por el coronavirus, puede estar bajo los efectos del control mental”. “La mayoría de la gente no sabe que el gobierno, los medios de comunicación y el sistema sanitario corruptos están utilizando técnicas de control mental a escala industrial. ¿El objetivo? Poder y control generando miedo e incertidumbre”.
Estas técnicas fueron largamente aplicadas por sectas como Jim Jones y el Templo del Pueblo, Heaven’s Gate, Divine Light Mission, Children of God y los Moonies. También por sistemas políticos y empresariales totalitarios. Y fueron perfeccionadas a ultranza por el conocimiento íntimo de las personas que permitieron las redes sociales.
Las técnicas de “lavado de cerebro” bloquean el discernimiento
Asumir que se aplicó sobre la población técnicas de “lavado de cerebro” explica por qué sus víctimas no reaccionan ante la evidencia en contrario que la propia realidad (o sus amigos y familiares) les exponen.
El Dr. Mattias Desmet, profesor de psicología clínica de la Universidad de Gante (Bélgica) describe:
Los disidentes de los mandatos, los cierres económicos y el control gubernamental empezaron, incluso en los primeros días de la llamada “crisis de salud pública”, a describir los rituales de lavado de manos, el “distanciamiento social” y el uso de máscaras como prácticas altamente simbólicas de culto, sugiriendo que “La Ciencia” se había convertido, en la era del COVID-19, en la nueva teología mundial, con la vacunación como ritual final de iniciación: una especie de bautismo en la religión de la salud pública.
El proceso que la Humanidad ha vivido en los últimos tres años puede ser descripto como “formación de masas”, una “especie de hipnosis a gran escala que hace que grandes grupos de personas se unan para luchar contra un enemigo común con total despreocupación por la pérdida de derechos, privilegios e incluso bienestar individuales”. Esta es una técnica de culto estándar y está diseñada para cambiar radicalmente la identidad de las personas.
Desmet dijo que los atrapados en la hipnosis de COVID no quieren ser alertados de que la narrativa que siguen es demostrablemente falsa, porque no quieren perder el sentido de propósito que han derivado de ella.
¿Cómo lo han hecho? Nathan Segal, a partir de los los escritos de Robert J. Lifton, un experto en cultos y control mental, cita cuatro técnicas que se están aplicando en la campaña psicológica del Covid-19.
Técnicas de control mental del culto covidiano
La demanda de pureza y el culto a la confesión: Esta exigencia requiere una separación radical entre lo puro y lo impuro, entre el bien y el mal, en un entorno y en uno mismo. La purificación absoluta es un proceso continuo. A menudo se institucionaliza; y, como fuente de estimulación de la culpa y la vergüenza, se vincula con el proceso de confesión”.
Somos testigos de las guerras de máscaras, que genera polarización masiva. Si llevas la máscara eres bueno y moral y “te preocupas por la existencia de los demás”. Eres una persona compasiva, y digna de muchos elogios, porque pones al prójimo por delante de ti mismo.
Si te opones a la máscara, eres estúpido, egoísta, ignorante, un psicópata y, lo que es peor, un asesino. La gente como tú “está matando a la abuela” y merece ser vilipendiada, odiada y castigada.
La “exigencia de pureza” ha convertido a mucha gente en chivatos, que denuncian a cualquiera que no siga las normas, aunque sea un vecino. Ha creado una dinámica de blanco y negro en cuanto a quién es “bueno y justo” y aquellos “malvados que desafían las reglas”.
El lenguaje cargado. El término “cargar el lenguaje” se refiere a una literalización del lenguaje y a que las palabras o las imágenes se conviertan en Dios. Un lenguaje muy simplificado puede parecer un cliché, pero puede tener un enorme atractivo y poder psicológico en su misma simplificación.
Herbert Marcuse llamó “predicación analítica” a “la identificación autoritaria entre persona y función”, o la asociación de ciertos individuos o grupos a patrones fijos. Un sustantivo específico, unido casi siempre con los mismos adjetivos y atributos, convierte a la frase en una fórmula hipnótica que infinitamente repetida, fija el significado en la mente del receptor.
En la narrativa Covid, el lenguaje cargado se visualiza en la agresividad verbal de los medios cuando, contra toda evidencia científica, se responsabiliza a los “no vacunados” como responsables de la prolongación de la pandemia, y se rotula como “anticiencia” a los disidentes.
El lenguaje cargado son también las reglas especiales como el distanciamiento social, los confinamientos, las marcas en el suelo de las tiendas para asegurarse de que la gente se mantiene a dos metros de distancia, los desinfectantes de manos, las máscaras, etc.
La doctrina por sobre la persona. Este principio se produce cuando hay un conflicto entre lo que uno experimenta y lo que la doctrina dice que se debe experimentar. El mensaje interiorizado en los ambientes totalitarios es que uno debe encontrar la verdad del dogma y someter sus experiencias a esa verdad.
En otras palabras, la gente debe someterse a las “reglas” establecidas por el gobierno y aceptarlas sin cuestionarlas. Cualquier forma de disidencia es castigada. Formas extremas de ese tipo de control se dan en el Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.
Es un principio difícil de mantener a escala masiva. Hoy somos testigos de las numerosas protestas en todo el mundo contra la tiranía sanitaria, que aplica sistemáticamente el principio de la doctrina por sobre la persona con los mandatos obligatorios de vacunas, por ejemplo.
La anulación de la existencia. En una secta, aquellos que no comparten el dogma son señalados como seres que “no han visto la luz, no han abrazado la verdad, están de alguna manera en las sombras. Están ligados al mal, manchados, y no tienen derecho a existir”.
Este principio se aplica a cualquiera que no abrace “la verdad de la pandemia”. Cualquiera que se oponga a la narrativa es etiquetado como “un teórico de la conspiración”, un “antivacunas” y cosas peores. Muchos de los que dicen la verdad han sido sistemáticamente silenciados por los medios de comunicación de masas, los buscadores de Internet y las redes sociales.
El principio de la anulación de la existencia se pretende imponer en forma creciente, con los pases sanitarios, la identificación digital y la exclusión de derechos básicos (al trabajo, al comercio, a la atención médica) a los “no vacunados”.
Por qué la gente se niega a ver la evidente: Psicosis de formación masiva
La pregunta frecuente es: ¿Por qué tanta gente se niega a ver lo evidente?
“La respuesta es la psicosis de formación masiva”, señala Robert Malone en una reciente entrevista por TV.
Malone, el creador de la tecnología ARNm de las terapias génicas que se aplican como “vacunas Covid” se ha convertido en un disidente científico de primera línea, al denunciar los devastadores efectos de las inyecciones.
Robert Malone señala que en una sociedad donde se ha desvinculado a sus miembros de los demás (como hacen las sectas, las cuarentenas y las normas de “distanciamiento social”) y se genera una “ansiedad flotante” donde las cosas no tienen sentido, la atención de las personas se centra en un líder o una serie de eventos, en un pequeño punto.
“No importa si les mienten o lo que sea. Los datos son irrelevantes, y además cualquiera que cuestione esa narrativa debe ser inmediatamente atacado: es el ‘otro'”, explicó. “Esto es central en la psicosis de la formación de masas, y esto es lo que está ocurriendo”.
¿Porque no han publicado nada sobre la protesta de camioneros en Canada y en el resto del mundo? Estas protestas son importantes porque estan cambiando las restricciones de COVID, algo que ningun politico ha logrado.
Y tambien hay que mencionar el estudio que hizo la Universidad de Yale en 2020 sobre los mensajes que deberian de dar para “alentar” la vacunación
https://clinicaltrials.gov/ct2/show/study/NCT04460703