Un móvil recorrió la ciudad midiendo el nivel de radiofrecuencias con una tecnología finlandesa. “Hay focos de alta concentración en lugares inesperados”, dice el investigador Claudio Guevara. Por qué la distancia con las antenas tiene poca influencia en la radiación que recibimos.
La polémica en torno a las antenas de celulares tiene un nuevo capítulo. Un estudio de campo para la Universidad de Guadalajara (México) realizó un mapa de la contaminación electromagnética en Puerto Vallarta. Un móvil recorrió distintas zonas de la ciudad, midiendo con Quanta Pro, una tecnología de la empresa finlandesa Cellraid, el nivel de radiofrecuencias. El trabajo fue realizado por Claudio Fabián Guevara como parte de sus estudios de doctorado en el Centro Universitario de la Costa (UdG) de Puerto Vallarta. Niveles de densidad de potencia en 5 Diciembre – Zona Hotelera (Telcel)
Se considera contaminación electromagnética a la proliferación azarosa y descontrolada de campos electromagnéticos artificiales, originados en líneas eléctricas, señales de radio y TV y otras tecnologías inalámbricas. El tema es objeto de indagación científica desde hace décadas, pero emergió como debate público en los últimos años con el auge de la telefonía móvil.
Los campos electromagnéticos artificiales que desprenden estas tecnologías se denominan radiaciones no ionizantes, y en México la SEMARNAT las considera un contaminante desde el año 1993. Se producen actualmente miles de estudios sobre sus efectos. Si bien el tema es complejo, los especialistas del área las vinculan con el incremento de unas 200 enfermedades (entre ellas cáncer, leucemia y enfermedades neurodegenerativas). También con trastornos cada vez más comunes en la vida cotidiana: insomnio y alteraciones del sueño, dificultades en la capacidad de concentración, etc. Niveles de densidad de potencia Zona centro- libramiento – Medina Asenzio (Movistar)
Mediciones en Puerto Vallarta
Las mediciones en Vallarta tuvieron por objetivo monitorear los niveles de radiofrecuencia de telefonía móvil y wi fi en las escuelas públicas del distrito. Se realizaron 236 mediciones en distintos momentos del día en 69 escuelas. También se hicieron mediciones comparadas de la densidad de potencia en escuelas alejadas de las antenas, y en establecimientos contiguos a los mástiles. Mediciones comparadas en escuelas. La densidad es más alta en la escuela Pedro Moreno de Playa Grande, donde no hay antenas a la vista (gráfico de arriba), que en la escuela Juan Escutia, contigua a un mástil (gráfico de abajo).
Explica Guevara: “Lo que hallamos en Vallarta se verifica en otras partes del mundo: dada la cantidad de dispositivos emisores, y la complejidad del ambiente creado por las radiaciones, hay focos de alta concentración de radiofrecuencias en lugares inesperados, a veces muy alejados de las antenas. Los lugares que más sufren a veces están a 1000 metros del mástil, donde el haz principal toca el suelo. O en lugares altos, como edificios de propiedad horizontal. Es una ingenuidad que, con no tener el mástil cerca, estamos seguros”.
Además, la cuestión se vuelve más compleja si incorporamos al análisis la radiación del móvil personal. En aquellas zonas donde la señal de la red es baja, en teléfono emite mayor radiación para poder funcionar. Con lo cual el nivel de experiencia del usuario es aún peor.
La tecnología Quanta Pro fue diseñada para que las operadoras monitoreen el estado de su red. Genera gráficos donde se detalla la densidad de potencia registrada en cada punto, coloreados en verde para niveles bajos, en amarillo para densidades medias y en rojo para las altas. Las imágenes que acompañan este artículo son un monitoreo de las empresas Telcel y Movistar.
El teléfono inteligente, principal fuente de radiación personal
“Estas mediciones –aclara Guevara- no incluyen otras radiofrecuencias que también están presentes en el ambiente, como señales de radio y televisión. Tampoco medimos campos de baja frecuencia, como los producidos por líneas de alta y media tensión. Nuestras mediciones están limitadas a señales de móviles y wi fi de cada operadora. La novedad es que también incluye las emisiones del celular, que con los teléfonos inteligentes se ha convertido en la principal fuente de radiación personal”.
Por ese motivo, apunta el investigador, los mapas deben analizarse en su justa dimensión: “Hay sectores en verde donde la densidad de potencia no es alta para Movistar. Pero puede ser alta para Telcel. O puede ser alto el nivel de otros campos electromagnéticos, como los generados por el wi fi del propio domicilio o los teléfonos inteligentes de los miembros de la familia. En general, lo que tenemos que asumir es que, en Vallarta como en la mayor parte del mundo, la población urbana está intensamente irradiada por diferentes campos combinados”.
“Por eso -concluye el investigador-, no hay grupos de control para estudiar la afectación individual. Debemos estudiar la afectación colectiva con estadísticas comparadas a lo largo del tiempo. Sobre este tema, la OMS plantea una agenda de investigación sobre los efectos campos combinados”.
México, sin regulaciones
Los vecinos de las zonas monitoreadas siempre quieren saber si son altos o bajos los resultados registrados, o si superan los niveles de seguridad legales. Pero la respuesta no es simple. Dice Guevara: “Por un lado, en México no hay normativas ni regulaciones. Esto causa asombro en mis colegas de otros países. Por otro lado, los estándares internacionales varían mucho según los países. Lo que es claro es que en casi todas las zonas tenemos niveles biológicamente activos, es decir, suficientes para afectar la salud y la conducta”.
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