“Al morirse Michael Jackson me dije: Es que yo también soy feliz bailando, debo de hacer algo con el baile en lugar de estar donde no me siento bien”, pensó Efrén Muñoz antes de comenzar su proyecto de vida.
Por Juan Carlos Díaz
Para Aristóteles, la felicidad es el fin de todo ser humano. Cada individuo tendrá su propia definición; para algunos, la prosperidad, la riqueza y la buena fortuna son alicientes para vivir bien y llegar a ese estado emocional de plenitud. Hay quien encuentra la felicidad en un atardecer, en degustar su platillo favorito o en recibir el abrazo de una persona especial. Pero hay quien para ser feliz simplemente se deja llevar por el ritmo de la música y deja que el cuerpo se exprese a través del baile. Es el caso de Efrén Muñoz, quien hace 20 años salió de su natal Puebla para trabajar en un hotel de Puerto Vallarta, vender tortas y terminar por encontrar su verdadera pasión; ser un referente en temas de baile y activaciones de movimiento en la bahía.
Tal vez fue aquel concurso de baile que ganaron sus padres mientras el venía en camino, o una herencia inconsciente que su madre traspasó de forma umbilical para que Efrén siguiera el sueño que ella nunca pudo cumplir; ser bailarina. Lo que es un hecho, es que la necesidad de cambiar de giro tras el fracaso del negocio de tortas, sumado a la muerte de su más grande ídolo de baile, Michael Jackson, llevaron a Efrén Muñoz a entender que, si quería salir del hoyo en el que se encontraba, tendría que ponerle un ritmo distinto a su vida.
El baile es un gusto personal desde pequeño, me encantaba participar en los concursos de lipsinc, salía bailando e interpretando a Michael Jackson, grupo Calo o a los chavos de Mercurio. Siempre me gustaron los escenarios, me gustaba mucho el reconocimiento, el aplauso, me gustaba hasta cierto punto sentirme importante, aunque fuera interpretando a alguien más.
La puerta de entrada para iniciar su camino como coach de baile, vino gracias a su esposa, Pamela, madre de sus dos hijos, quien por aquellos años ya daba clases de spinning en un gimnasio, esto ayudó para que Efrén comenzará su formación en “sistemas de acondicionamiento físico a través del baile”.
“Me enseñaron los fundamentos para dar la clase y ahora sí que… echando a perder” (ríe).
Forjar el camino poco explorado del baile en Puerto Vallarta no fue fácil, hubo que convencer a dueños de gimnasios, academias de baile y espacios abiertos, para demostrar que bailar, podía ser una forma de alcanzar grandes beneficios para la salud física, mental y sobre todo, emocional.
“A mi nunca me ha gustado el enfoque banal del ejercicio, me gusta ir más allá… ha sido un cumulo de información por todos lados… pero de los más enriquecedores ha sido trabajar con personas de la tercera edad”
Efrén cuenta que un día mientras hacía una activación de baile en el centro de Convenciones de Puerto Vallarta, un psicoterapeuta “muy aventado” como él lo define, le ayudó a entender que sus clases de baile tenían un impacto profundo en el desarrollo de las conexiones neuronales, que su forma tan peculiar de enseñar, ayudaba positivamente a la generación de mielina en las neuronas del cerebro, facilitando el transporte de la información y evitando que las personas se aletarguen. Eso lo motivó también a investigar en temas de neuro plasticidad y lo importancia de estar aprendiendo cosas constantemente.
“Haz esto por la sincronicidad grupal y verás la gran cantidad de beneficios que puede traer a tu vida” dice.
Como para casi todos, la pandemia fue un punto clave para la innovación de nuevos métodos. Con gimnasios y academias cerradas, la prohibición de reuniones grupales llevó a reinventar la forma de tomar e impartir clases de forma virtual.
“La pandemia fue un parteaguas muy importante para mí, porque tuve que empezar a grabar mis clases frente a una cámara. Ahí, en mi mente empezó el sueño de imaginarme que mis clases podían llegar a miles de personas”.
Y al parecer no era solo una percepción de Efrén, pues pasó de tener mil, a 300 mil seguidores en un año. Y es que quien no se ha dejado llevar por la coreografía de alguna de las múltiples redes sociales que abundan en la actualidad. Los vídeos de Efrén, van desde los pasos más básicos de la canción de “La vaca”, innovar con el uso de filtros para poner a bailar al futbolista Andrés Iniesta, hasta aprender paso a paso la coreografía de “bye bye bye“ de Nsync al estilo Deathpool.
Sin embargo el golpe de fama y reconocimiento en redes sociales, lo llevó cuestionarse a sí mismo el proceso por el que estaba pasando. Los pensamientos intrusivos, las dudas existenciales y el impostor que todos llevamos dentro no se hicieron esperar.
“En algún momento me pregunté ¿Por qué yo? Pero después, volteo a ver los valores que me inculcó mi madre, todo lo que he vivido y me doy cuenta de que sí, soy una buena persona, ahí me doy cuenta de que vale la pena compartir lo que hago y que no todo es malo”
Efrén menciona que las redes sociales pueden ser banales y negativas, pero que si las usas de forma positiva y para generar algo bueno en la gente, pueden ser mágicas e impactantes.
“El baile es un excelente herramienta para aumentes la confianza en ti mismo”
La frase “Yo soy feliz bailando” ha sido la bandera con la que Efrén se ha convertido en un referente absoluto del baile para Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, donde ha participado igual en activaciones de baile con estaciones de radio, canales de televisión, animador en eventos deportivos, carreras, clases para hoteles, fiestas de todo tipo y por supuesto, el trabajo que hace de vídeos para marcas comerciales, donde con temas virales atrae clientes para restaurantes, hospitales o compañías bancarias.
“El baile me ayudó a saber quién soy y a confiar en mí”
Con casi un millón de seguidores en Facebook y 600 mil en Instagram, Efrén no ha dejado de aprender sobre la marcha, pues ahora además de las coreografías también ha tenido que meterse en temas de edición de vídeo, musicalización, creación de campañas digitales y posicionamiento en redes.
Su objetivo es demostrar que el baile no es difícil, que es un vehículo para empoderar al más tímido y sobre todo, que bailar te da felicidad. El siguiente paso será crecer no solo como creador de contenido, sino como marca. Certificar sus clases para motivar a que haya más personas que difundan el mensaje de que el baile, además de lubricante social, es una maravillosa forma de encontrarse a sí mismo.
Con todo lo que Efrén Muñoz ha logrado hasta el momento, los sueños adquieren otro sentido. Antes deseaba llegar a todos los rincones del mundo para contagiar su pasión por el baile, cosa que ha logrado a través de sus vídeos en redes, sin embargo, hoy busca que más gente venga a Puerto Vallarta para bailar con él y hacer del puerto un punto de encuentro de los amantes del baile.
“Mi sueño guajiro, es ser un ícono aquí en Puerto Vallarta por mi trabajo con el baile, que la gente algún día diga: el Efrén estuvo en Vallarta e hizo cosas chidas por este increíble lugar”.
La música y el ritmo han acompañado la historia del ser humano. Desde los tambores africanos de las primeras tribus, hasta los sintetizadores interconectados en un festival de música electrónica. El mismo corazón bombea con un compás marcado para llevar la sangre al cuerpo. Y es ahí, cuando la música suena, que Efrén Muñoz le da la razón a Aristóteles, al recordarnos que seguir los sueños nos acerca poco a poco a ese estado de plenitud, en el que un día despiertas y puedes gritarle al mundo “yo soy feliz bailando”.









































































