“Haiga sido como haiga sido” Felipe Calderón, expresidente de México.
“Yo tenía, como no me contrató nadie, así que lo puedo decir con una tranquilidad, yo tenía la solución a nivel mercadotecnia. Esta campaña no se gana con publicidad, se gana con propaganda. Y mientras más mentiras des contra Morena, mejor te va”. Le dijo el estratega publicitario Carlos Alazraki a un fascinado Roberto Madrazo.
Esta ilustración, no es solo un resbalón, lo dicho por el publicitario de los gobiernos neoliberales, deja al descubierto la estrategia fallida de la oposición conformada por el PAN, PRI, empresarios y medios de comunicación.
Ahora que terminó el año 2022 y estamos en la aurora del 2023, bien vale reflexionar sobre los excesos de mentiras y calumnias como forma en la política llevada por la oposición al actual gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
La última joya de una mentira ofensiva por manipuladora, es lo publicado en el portal de Carmen Aristegui en relación a la estabilidad cambiaria del peso-dólar, comentando que esta re-valuación del peso perjudica a la economía mexicana. ¡Entérate! Dice.
Por tratar de desprestigiar los logros de la actual política económica, rayan en un tremendo ridículo y en el desprestigio. No hay que olvidar que Aristegui estaba en el máximo pedestal periodístico pero que, en este periodo de gobierno, ha mostrado su verdadera cara: manipuladora de la información al servicio de los que acostumbran a comprar conciencias.
Funciona la mentira
Si hacemos un recuento de las mentiras y calumnias usadas por la oposición como forma de gobierno, la descripción de cada una no podrían caber en este escrito; sin embargo, describiremos brevemente, por solo ilustrar las mentiras y las calumnias como instrumentos políticos, el caso de la ministra Yazmín Esquivel, quien fuera acusada por Carlos Loret de Mola de haber plagiado su tesis de licenciatura.
La ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), nombrada desde una terna propuesta por López Obrador, pretendía ocupar la presidencia de ese Poder. El pasado 21 de diciembre, Carlos Loret de Mola, conocido como Lord Montajes, acusó a la ministra de haber plagiado su trabajo de tesis y “así quiere ser presidenta de la Corte” mencionó el que dice que es periodista.
A partir de ese día, no hubo otro tema en los medios de comunicación, desde las ocho columnas en periódicos, todos los opinadores, programas de radio y televisión dedicados al tema, la opinión de políticos, en fin, la campaña mediática estuvo dura y sin tregua; la idea era que desistiera de la aspiración a representar la SCJN.
La fábrica del escándalo llevó a la Universidad que emitió su titulación (UNAM), a resolver de manera oficial de si hubo plagio o no, cosa que no se alcanzó a resolver. Pero lo que sí se resolvió fue su no postulación al cargo de presidenta de la SCJN.
El 2 de enero pasado, la SCJN votó por otra mujer, la ministra Norma Lucía Piña. Propuesta por el expresidente Enrique Peña Nieto.
Hoy, los columnistas de los periódicos, de una manera sincronizada, hablan sobre el triunfo de la campaña mediática y el fracaso de López Obrador, por aquello de que la ministra Jazmín Esquivel fue propuesta por él.
¿Las mentiras cambian el curso de la historia?
Lo publicado por Loret funcionó muy bien. No es Yazmín Esquivel presidenta de la Corte, pero ¿qué representa en el futuro esta decisión? ¿Cuántas cosas sucederán en la SCJN que podrían no haber sucedido con otra persona al frente de ese Poder público? ¿Cuántas de este tipo de mentiras pueden cambiar el curso de la historia de una nación?
Esto lo podemos apreciar en la decisión que tomó el país en aquel triste episodio que fraguó la frase “haiga sido como haiga sido”. Si la sociedad mexicana no hubiera sucumbido ante la mentira y el fraude electoral ¿Qué país tendríamos? ¿Qué hubiera sido de México sin las mentiras como la forma de gobierno de Calderón y Peña Nieto?
¿Cómo podremos mesurar el daño de las mentiras cuando se utiliza como forma de gobierno?
No por nada López Obrador tiene una sección en su mañanera llamada “Quién es quién en las mentiras de la semana”. Y es que, con tantas mentiras y calumnias como instrumento de política, la labor pública en el país sí se ve afectada, sin duda. Lo que no sabemos mesurar es qué tanto daño genera esas mentiras y cómo se cambia el curso del desarrollo de la sociedad.