Estados Unidos busca iniciar una nueva guerra regional en Oriente Medio con el doble objetivo de agotar las fuentes energéticas de China y, posteriormente, diseñar la cartografía del nuevo Gran Oriente. Una escalada bélica de esa magnitud podría reproducir la crisis del petróleo de 1973, de nefastos recuerdos para la economía mundial, y que se traduciría en el dominio energético de la Unión Europea, del gas licuado y del crudo estadounidense.
Así, el previsible aumento de la escalada bélica se traduciría en una escalada del crudo hasta los 150 dólares, un aumento brutal de las tasas de inflación, el consiguiente aumento del precio del dinero por parte de los Bancos Centrales, la posterior asfixia económica de innumerables países y finalmente, la entrada en escenarios de estanflación, caracterizados por el estancamiento económico y la elevada inflación (estanflación secular).
¿Nueva crisis petrolera?
Dado que las energías alternativas aún necesitan enormes subsidios para ser viables en los países en desarrollo, la práctica del fracking plantea preocupaciones ambientales y la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes empresas abandonen sus equipos e infraestructura actuales, la economía mundial seguirá gravitando hacia la dependencia del petróleo en la próxima década.
Imagen: Los distribuidores de gasolina de Oregón exhibieron carteles que explicaban la política de la bandera en el invierno de 1973-74 (del dominio público)
La Agencia Internacional de Energía (AIE), en un informe titulado “Global Energy Investment Prospects”, advierte que será necesario invertir 48.000 millones de dólares hasta 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales. Los principales países desarrollados cuentan con reservas estratégicas de petróleo que se utilizan exclusivamente en situaciones críticas para asegurar el consumo interno durante un par de meses.
Sin embargo, según el Departamento de Energía estadounidense, las reservas en EEUU han caído fuertemente y se sitúan en 374,4 millones de barriles de petróleo, muy por debajo del nivel de 600-700 millones de la última década y en el caso de China, tendría unos 511 millones de barriles almacenados, por lo que su reserva de crudo equivale a entre 40 y 50 días.
Los inventarios globales también habrían caído en 57 millones de barriles en el segundo trimestre, unido a un recorte voluntario de la producción de 2,2 millones de barriles diarios, pactado entre Rusia y la OPEP hasta finales de 2025 y la falta de resolución del contencioso iraní, han provocado un déficit diario de 1 millón de barriles diarios y una peligrosa “ansiedad de oferta” por aumentar los inventarios de los países, el crudo Brent ha subido hasta los 75 dólares el barril.
En caso de que la situación en Oriente Medio siga agravándose, Irán podría tratar de impedir el tráfico a través del estratégico estrecho de Ormuz si Estados Unidos recurre a una acción militar contra la República Islámica. Según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), por el estrecho canal pasarían en buques petroleros 13,4 millones de barriles diarios (bpd) de crudo (lo que representa casi el 30 por ciento de la oferta de crudo comercializado en todo el mundo), con lo que el crudo podría subir hasta los 150 dólares, reeditando la Crisis del Petróleo de 1973.
Esto provocaría una psicosis mundial de déficit de oferta, que se reflejaría en un aumento descontrolado del precio de los fletes y de los fertilizantes agrícolas. Esto, unido a sequías e inundaciones inusuales en los graneros tradicionales del mundo y la consiguiente aplicación de restricciones a la exportación de productos básicos de esos países para asegurar su autosuficiencia, podría conducir a una escasez de productos agrícolas en los mercados mundiales, al aumento de sus precios a niveles estratosféricos y a la consiguiente crisis alimentaria mundial.
Fuente original: Investigación Global