La madrugada de ese viernes se apagó la vida de una mujer que iluminó a Puerto Vallarta con su gran energía y vocación de ayuda. Lupita Cobarrubias, la bisnieta de Don Guadalupe Sánchez fundador de Vallarta, murió a los 92 años rodeada del amor de su familia.
Por Karina Macías
La partida para quienes nos quedamos, siempre será dolorosa. Sobre todo, cuando te recordamos siempre lúcida, inteligente, amorosa y cálida como eras. Tus historias y miles de anécdotas eran siempre el centro de atención en las reuniones.
Lupita como muchos la conocían llegó a una edad, en la que el cuerpo dejo de responderte como debía, más no así su corazón y deseo por ayudar al que se ponía frente a ella. Eso me hizo inspirarme a contar algunos fragmentos que me unieron a ella y que como homenaje, merecen ser contados.
Desde niña siempre recuerdo su voz hermosa instruyendo a gente para ayudar a unos y a otros, que si éste proyecto o aquel. Todo el tiempo resolviendo cosas, en lo que mejor sabía hacer y era su vocación nata: ayudar al otro.
Tuve la suerte de ser la nieta de Angelita, tu hermanita mayor, lo que me dio el gran regalo de saber de ti, desde pequeña.
Hoy el pueblo de Vallarta se pone de luto por tu partida, pero estoy segura de que te va a recordar siempre con gran alegría como eras tú, querida tía Lupita como te nombrábamos todos tus sobrinos, que te amábamos mucho.
Las grandes fiestas de navidad en tu casa aún forman parte de mis recuerdos de niña. Incluso cuando recién llegué a Vallarta hace ya 20 años, nos recibiste como siempre lo hacías con los brazos abiertos. Brindamos ese año, y agradecimos por tener salud y amor para todos, levantando la copa con la ilusión de ver los fuegos artificiales que iluminarían el cielo de Vallarta y que podíamos ver desde la terraza de tu casa, como cada año nuevo. ¡Qué lindo! Tu casa era el punto de reunión para todos, familia, amigos: todos cabían en ella.
Esa casa en la calle Morelos, que estaba llena de fotos, y de tus cuadros, aquellos que pintabas con paisajes del Vallarta Viejo, ése que siempre trae bellos recuerdos, con alegres tonos retratando un pasado inocente, con su debida nostalgia.
“¿Quién los pintó tía?”, te pregunté una vez. “Yo mijita”, dijiste. “Me gusta mucho pintar en mis horas libres, aunque son muy pocas…”
Y sí: eras una mujer tan activa y llena de vida, que iluminabas el camino a tu pasar.
La última gran fiesta que convocó a medio Vallarta, fue cuando celebramos sus 90 años en el Hotel Velas. Hubo que reservar espacio y acudir solo 2 por familia, para darle oportunidad de asistir a toda esa gente que te amaba y celebraba tu gran y larga vida.
Con un emotivo video tus hijos e hijas, nietos y bisnietos te celebraron con mucho amor, haciéndonos partícipes de tan bella celebración.
Yo asistí con mi esposo Claudio. Aún estaba embarazada de mi pequeño Gael, a quien tuviste la fortuna de conocer también y que hoy tiene 2 años. También tuve la suerte de entrevistarte en diversas ocasiones en la radio para darle difusión a las causas humanas y altruistas que encabezabas. La última fue la del Asilo San Juan Diego, por la que tanto te esforzaste.
Quien también tuvo la fortuna de conocerte y entrevistarte para un video de la universidad, fue nuestra hija Paloma, que a través de ese documental, “La belleza del pasado”, le mostró al mundo quién eras y cómo era Vallarta.
Video documental sobre Lupita Cobarrubias: “La belleza del pasado”
A todos inspirabas querida tía. Eras tan consciente de todo lo que ocurría en el mundo, en la vida misma, que tu ejemplo nos invitaba a orar como solías hacerlo siempre acompañada de tu hermanita Tey, quien con el rosario en mano, compartía ese rezo por la humanidad.
Con esa valentía que te caracterizaba, pudiste despedirte de tus hijas, hijo y nietas, desde tu casa en la calle Morelos. Esa que siempre será “la casa de la tía Lupita” para la posteridad.
Yo me quedo con tu imagen viva, como esa señora bella, elegante y alegre como la última vez que te entrevisté en la radio, con el objetivo de juntar fondos para el Asilo San Juan Diego. Aún recuerdo como parte de la entrevista, cuando dijiste “los viejos necesitan vivir con dignidad hijita, en un espacio bello, con buenos tratos, donde puedan compartir con otros de su edad y sentirse cuidados, respetados” con esa elocuencia y lucidez que la caracterizaba.
¡Lupita Cobarrubias, me llena de orgullo tu vida!
Las despedidas duelen tía, sobre todo cuando se ha dejado tanto en el camino y en el corazón de muchos. Pero me deja tranquila que alguien tan bueno como tú, solo puede estar acompañada por Dios. Estoy segura de que toda la gente que te conoció opinaría lo mismo que yo, que tuve la gran fortuna no solo de conocerte, sino de ser parte de tu familia.
Lupita Cobarrubias, María Guadalupe Sánchez de Cobarrubias, me llena de orgullo tu vida, fuiste una líder natural que inspiró a tantas mujeres a ser mejores, pero sobre todo a ser compasivas. Su inteligencia imponía, pero su corazón caritativo era tan grande y cabían todos, que ese será sin duda su legado.
Querida tía, que tengas buen viaje de regreso con nuestro padre. Sigue la luz, que es justo de donde venías…