AMLO responde al porqué está utilizando a las fuerzas armadas del país en tareas administrativas en el quehacer público en medio de la aprobación del legislativo para que el ejército y la marina puedan hacer tareas de seguridad pública.
El día en que el Senado de la República dijo que siempre sí cambiar la Constitución para que el ejército pueda hacer funciones de seguridad pública hasta el 2028, el presidente Andrés Manuel López Obrador explicó el porqué la Sedena se convierte en un corporativo público de negocios sin precedente en la historia del país.
En estos días de raros hackeos, donde la información extraída es usada por la derecha para tratar de dañar a un gobierno popular como es el que representa AMLO, los voceros de los intereses privados como es Loret y su portal Latinus, han publicado que se prepara la creación de una aerolínea, hoteles entre otras actividades empresariales que serán manejadas por los militares.
La información fue confirmada por el propio presidente, lo que prueba que los hackeos a la Sedena son reales.
Básicamente, López Obrador argumenta la actividad empresarial pública del Ejército por cuestiones de seguridad en la continuidad como entes públicos y que no suceda lo que pasó en el pasado reciente que la mayoría de las empresas publicas, construidas por el estado, pasaran de la noche a la mañana a manos privadas.
Telmex, TV Azteca, Altos Hornos, Aeroméxico entre otras grandes empresas eran propiedad del Estado y gobiernos con ideología neoliberal las “vendieron” a empresarios privados para, según ellos, incentivar un mercado con mayor competencia en beneficio social; estafa mayúscula que convirtió, de facto, un gobierno en manos de corporativos que ponían títeres como presidentes para su beneficio.
AMLO responde que poner al ejército a administrar esos negocios “…es proteger bienes de la nación; porque estamos haciendo obras con presupuesto público que no queremos que de nuevo se privatice… todo el saqueo que llevaron a cabo; estamos procurando que todo quede como empresa pública y sean empresa del pueblo de la nación que no se privaticen, no convertir lo público en privado nunca más”.
La llamada 4T, la 4ª transformación de México, toma su sutil característica de los tres anteriores, la Independencia, la Reforma y la Revolución con la misma utilización de las armas pero en este caso sin disparar.
Los militares, en estos casi 100 años sin revueltas armadas, crearon sus propios medios formativos y académicos, forjando generaciones de ingenieros de diferentes ramas, médicos, abogados y administradores que hoy cumplen con la capacidad de construir carreteras, bancos, trenes, aeropuertos, hospitales o la administración de tareas públicas como migración, aduanas o puertos.
Podemos estar de acuerdo o no con la decisión presidencial pero la argumentación no se puede rebatir a la luz de los robos, saqueos y toda la corrupción que simboliza la avaricia de las grandes empresas y la llamada “competitividad” que representa la frase maquiavélica de “haiga sido como haiga sido” de aquel célebre beodo que llegó a la presidencia.
No podemos adivinar el futuro si México estará mejor con los militares armados que con los civiles corruptos. Lo que es cierto es que entramos a una nueva época que ahora sí se visualiza una transformación de la vida pública del país.
Podemos decir entonces, que ya notamos esa 4T: una nueva etapa, quizá inédita en el mundo, de la administración de una sociedad tan compleja como es México.