La contienda interna del partido de Morena y aliados para elegir al candidato presidencial para las elecciones del 2024, llegaron a un punto de configuración donde todos los aspirantes se están pintando solos.
Cuando los números no reflejan avance alguno en las evaluaciones intermedias se tiene que recurrir al cambio de estrategias, y si la ambición es más grande que el decoro y la buena lid, se recurre a la mentira como verdad y el asomo del vetusto vicio humano de la traición.
Marcelo Ebrard, el caballo de Troya de la oposición
A Marcelo Ebrard Casaubón, exsecretario de Relaciones Exteriores en este sexenio amlista, se le fueron las cabras a la cabeza poco meses antes de iniciar la contienda. Lo hizo obvio en los primeros minutos del inicio de la campaña interna para elegir al candidato presidencial de la coalición de los partidos Morena, Partido del Trabajo y Verde Ecologista.
Ebrard emuló la práctica cotidiana de la oposición de ser obvios y muy elementales a la hora de los actos y las declaraciones cuando los resultados no le favorecen. El hecho de haber ido a los medios golpeadores de la 4T a pesar de haber firmado el documento donde enumeraba en uno de sus puntos de evitar acudir a medios que se dedican a calumniar un día si y el otro también a la 4T, le dibujó una figura que no se apegaba a la visión establecida en Morena y se fue a refugiar en lo que representa Ciro Gómez, López Dóriga o Loret de Mola, la oposición.
Esta actitud tan obvia tocó las dudas elementales de su real intención en la contienda interna que participa y que fue demostrada a lo largo de su campaña electoral para congraciarse con encuestados, campaña que rayó desde lo ridículo hasta lo irrisorio, como el caso del «pasaporte violeta» en franca copia barata de aquella tarjeta rosa de los timadores priistas.
Marcelo Ebrard, casualmente, fue muy bien recibido en todos los medios que acosan al presidente y, por obvias razones, fue el que más presencia tuvo en prensa, radio y televisión en relación con sus adversarios morenistas. Solamente hoy abra los periódicos, escuche la radio o vea los noticiarios y encontrará lo obvio.
Pero quizá para Marcelo Ebrard eso de estar casi fuera de toda posibilidad entre los encuestados era lo que menos le interesaba. Desde meses antes de iniciar la presente contienda, Ebrard había sido rebasado hasta por el propio Fernández Noroña, eso ya lo sabía al igual que el tiempo de la campaña para la encuesta tampoco iba ser suficiente para reposicionarse, era prácticamente imposible. ¿Entonces? ¿Cuál era el interés de subirse al escenario a pesar de saber que no iba a poder levantar?
Al principio se pensaba que era para re-acomodarse, buscar una posición de privilegio para los próximos 6 años, pero lo que vemos es otra cosa, hoy hay amagos de descarrilar el proceso o con abandonar la contienda porque no hay piso parejo y peor aún, haciendo público un supuesto análisis donde sólo él y Claudia Sheinbaum son los únicos que realmente tienen posibilidad de ganar la encuesta, esas acciones dejan fuera la duda de que hay una estrategia política basada en mentiras y montaje para dañar.
Esto último, tiene el toque burdo de las estrategias que la oposición utiliza. Maquillando números o referenciando datos truqueados que lo hacen favorer y plantear una advertencia con fuerte mensaje de amenaza: o Claudia o yo.
Si el amago se sustentara en verdaderos hechos y las acciones denunciadas como el involucramiento de la Secretaría del Bienestar en favor a la aspirante fueran fahacientes tuviera el apoyo de muchos, pero en realidad se trata de una treta que tiene olor a traición. El amago de rompimiento con el proceso solo tiene un beneficiario: la oposición y sus medios de comunicación que han cubierto el tema hasta el hartazgo.
Vuelve otra vez la obviedad, es tan clara la cargada que es imposible no darse cuenta de la burda maniobra del aspirante por romper la unidad y descarrilar el proceso, al menos darle elementos a los medios para que jueguen con las especulaciones, construyan mentiras e inventen conjeturas que lleven dedicatoria contra todo lo que se mueva de la 4T.
El caballo de Troya que Ebrard representa, quizá sea para aspirar a una candidatura posible por alguno de los partidos de la oposición, pero lo que realmente tiene el valor esa equina y vetusta estrategia, es dar elementos para jugar con la percepción social y utilizarla como bandera de golpeteo tanto contra López Obrador como los candidatos y el partido de Morena.
Respuestas
Las respuestas no se han hecho esperar, por un lado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador dijo hoy por la mañana que Marcelo Ebrard está en su derecho de hacer lo que considere y recalcó que no se debe de utilizar el gobierno ni mucho menos el presupuesto para favorecer a nadie.
López Obrador dijo que «todos me conocen perfectamente y saben que no tengo una doble moral o doble discurso; saben que no nos metemos y que se acabó el dedazo».
Por su parte Ricardo Monreal, por muchos señalado como el gran traidor, apoyó a Marcelo en su dicho y su amago de salir por la falta de equidad en el proceso.
Monreal, era de quien se pensaba iba hacer este tipo de actos contrarios a la honestidad y la cordura pero ahora fue el tiempo de enseñar el cobre al exsecretario. Monreal quien coqueteó con la oposición para prefigurar su candidatura presidencial, cosa que fracasó rotundamente no y a pesar que dijo que en diciembre le gustó para se fuera de Morena, no lo hizo y hoy es un aspirante más que dice que se debe conservar la unidad.
Por su parte Claudia Sheinbaum dijo que lo dicho por Marcelo Ebrard era falso, «no ha habido acarreo, no ha habido recursos públicos, lo niego absolutamente, siempre voy a hablar bien de mis compañeros todos hacemos falta en este proyecto».
La exjefa de gobierno de la CdMx, dijo que son 6 los aspirantes, notando el error de cálculo que hizo Marcelo Ebrad al manejar la idea de «o Claudia o yo», mencionó que lo más importarte es el proyecto y la mayor alianza es con el pueblo de México.









































































