La presidenta de México presentó el 5 de octubre su Primer Informe de Gobierno ante unas 400 mil personas en el Zócalo. Fue la tercera versión, tras un evento en Palacio Nacional y una gira por los 32 estados, en medio de críticas por corrupción y gastos excesivos en Morena.
Por Javier Orozco Alvarado, ex rector del CUC de la Universidad de Guadalajara
La presidenta de México presentó el pasado domingo 5 de octubre la última versión de su Primer Informe de Gobierno en el Zócalo de la CDMX, ante un contingente de alrededor de 400 mil personas traídas de casi toda la república para dirigir su mensaje a seguidores de Morena, a beneficiarios de los programas sociales, servidores de la nación y los burócratas del gobierno, concentrados todos ellos en la capital.
Y digo que es la tercera versión, porque la primera fue la que dirigió el 1º de Septiembre a su gabinete, empresarios e invitados especiales en el Palacio Nacional; para después realizar una gira por las 32 entidades de la república, para compartir los logros de su gobierno y dejar evidencia de su popularidad y la de su partido, a pesar de los escándalos que salpican a su gobierno por el guachicol fiscal y los gastos suntuosos de la militancia morenista.
La espectacular congregación de gente en el Zócalo, al viejo estilo del PRI; organizada por colores, legiones o hasta por entidades federativas, tuvo un doble propósito. Por un lado, aparentar un relativo distanciamiento con quienes son señalados por enriquecimiento, falta de austeridad, nepotismo o incongruencia con los supuestos principios de su partido y; por otro, reconocer ante el pueblo el legado del ex presidente López Obrador, su honradez, su amor por México y la convicción de la presidenta por continuar con sus principios y sus valores, “aunque la oposición los quiera dividir.”
Los medios, tanto los críticos como los que simpatizan con el gobierno, muestran imágenes y comentan en los corrillos que Ricardo Monreal, los senadores Adán Augusto y Manuel Velasco, fueron colocados en segunda fila; y Andy López (hijo de Amlo) y Luisa María Alcalde (líder de Morena) en la tercera, separados con una reja, para enviar un mensaje de aparente rompimiento de la presidenta con quien gobierna y los protege desde Palenque.
La realidad es que este espectáculo no hubiera sido posible sin la anuencia o sin el astuto consejo del ex presidente para simular un castigo o un escarmiento para los que se han portado mal, “traicionando los principios de su movimiento”, incluyendo a su vástago.
En sus tres versiones la presidenta presenta los “logros” de su primer año de gobierno, en el que destaca la reducción de la pobreza, la desigualdad, el aumento a los salarios, la disminución del desempleo, de la inflación, de los asesinatos dolosos, etc.; o que 32 millones de familias se benefician con Programas de Bienestar, que el PIB será de 1.2% en 2025 y que las reformas constitucionales siguen siendo exitosas, entre otros.
Pero no todo es miel sobre hojuelas porque también hay negativos que no se muestran, pues mientras en 2018 teníamos una matrícula cercana a 40 millones de estudiantes, para el ciclo 2024/2025 disminuyó a 34 millones 370 mil.
Otro aspecto negativo es que nuestro ingreso per cápita sigue siendo muy bajo, mientras que en Estados Unidos es de 86 mil dólares anuales, en México se mantiene alrededor de 10 mil dólares; en términos reales, según Coneval, el ingreso laboral real per cápita en 2024 fue de 3,294.97 pesos mensuales.
Aunque hay muchos otros datos que podríamos contrastar, la finalidad de este artículo es hacer énfasis no en la parte económica sino en la trama mediática de las tres versiones del Primer Informe de Sheinbaum.