Miles de personas viven en las más variadas condiciones en las calles del continente americano y para saber cómo hacen frente a la pandemia Sputnik contactó a una organización civil mexicana que desde la capital trabaja en algo urgente: evitar que el nuevo coronavirus llegue a ellos.
«La población en calle no es un foco de infección del nuevo coronavirus, porque aunque estén en el espacio público no han viajado a otros países y es poca la gente que se les acerca. Ellos no están siendo un factor de riesgo para otras personas, sino quienes viajamos en metro y tenemos muchos contactos sociales los que somos un riesgo para ellos», explicó a Sputnik Luis Enrique Hernández.
Al frente de la organización civil Caracol, Hernández contó a Sputnik sobre la campaña SOS en las calles: por el derecho a la salud de las poblaciones callejeras ante la pandemia de COVID-19 y cómo debieron organizarse para poder trabajar sin convertirse ellos mismos en un foco infeccioso del nuevo сoronavirus y trasladarlo entre las poblaciones callejeras a las que apoyan.
Además, señaló la necesidad de comprender la amplia diversidad de situaciones que se viven en calle, donde no todas las personas están en las mismas condiciones, una variedad que hasta ahora no están contempladas en el plan de atención gubernamental.
«Hay gente en condición de gravedad de salud que necesita atención médica urgente, hay otra que no tiene dinero o trabajo para subsistir, están los que vivían en hoteles de donde fueron expulsados o quienes ya transitaban un camino para salir de la calle y necesitarían de una renta básica para poder cubrir esas obligaciones», explicó.
Prevenir para curar
El diseño del plan de acción de la organización civil Caracol para atender a la población en calle ante el desembarco inminente de la pandemia empezó con la aparición de los primeros casos del nuevo coronavirus en la capital mexicana, tomando como antecedente el trabajo que realizaron en el año 2009, con la influenza A(H1N1).
«En 2009 la indicación fue la misma, pero entonces tampoco nos quedamos en casa y diseñamos una estrategia para visitar a los chavos (jóvenes) en la calle y ver sus condiciones. Aprovechando esa experiencia y dadas las características de este virus, tuvimos que capacitarnos previamente para poder adoptar las medidas de seguridad sanitarias para el equipo de trabajo, que nos permitieran evitar ser nosotros quienes llevásemos el virus a la calle», sostuvo la fuente.
Así, durante la primera semana de trabajo, que comenzó el 23 de marzo, visitaron a 30 grupos de personas en situación de calle en distintas brigadas para ver cómo estaban, qué pensaban de la situación y si había habido alguna acción institucional que los contemplara.
El resultado de lo hallado fue el siguiente:
«Ninguna autoridad los había ido a visitar para ofrecerles servicios, la población tenía falsas creencias respecto del virus, porque decían que no existía o que lo había inventado Estados Unidos y no dimensionaban lo que iba a pasar cuándo la gente se fuera a encerrar completamente», apuntó.
Para esa fecha y hasta el 30 de marzo la autoridad sanitaria mexicana mantuvo la posibilidad de movimiento en todo el país, que se restringió voluntariamente a partir de la denominada Fase 2, que inició en la fecha indicada al inicio de este párrafo.
Se diseña nueva etapa de trabajo
Luego, según la indicación médica, todo el equipo de trabajo de Caracol se aisló durante 14 días de manera preventiva por si hubiesen contraído el virus (cosa que no sucedió) y a partir del 13 de abril, iniciaron su segunda fase de trabajo en calle.
«Previendo que ahora es mayor el ritmo de contagio de la enfermedad, tuvimos que tomar mayores medidas de precaución», explicó la fuente. Así, diseñaron una segunda etapa de trabajo en la que endurecieron las medidas de protección.
Todo el personal de la organización dejó de utilizar el sistema de transporte colectivo metro para llegar a la oficina (cubriendo el costo de transporte privado para todos y que se disminuyese el contacto que tenían con otras personas y así el margen de contagio) y pasaron a visitar solo un grupo por día en cada brigada de trabajo, cuando en la primera etapa visitaban cuatro grupos por día, cada una.
«En la primera etapa encontramos cinco personas con fiebre y síntomas, que fueron descartadas porque estuvieron bien en los siguientes días y en esta segunda etapa no hemos encontrado a nadie infectado en calle», señaló.
Diversas afectaciones
«Lo que nos preocupa ahorita es el impacto social que estamos viendo en la población al no tener trabajo: hay menos coches para limpiar parabrisas, los negocios para los que trabajaban están cerrando y la gente que los apoyaba usualmente, tampoco está», señaló Hernández en diálogo con Sputnik.
«Al entrar en la Fase 3 de contingencia los estragos son más complicados», dijo en referencia a una mayor restricción de la movilidad que fue anunciada en México a partir del 21 de abril.
Hernández señaló que algunas de las familias que venían acompañando en sus procesos para dejar de vivir en la calle fueron despedidas de sus trabajos o «descansados» por tiempo indeterminado y han quedado sin sustento económico. «No están teniendo dinero para pagar sus rentas y a las familias que estaban viviendo en hoteles, las sacaron a la calle nuevamente con el inicio de la Fase 2», mencionó.
Además, explicó que la respuesta de la autoridad no ha sabido contemplar esta amplia diversidad de la población en situación de calle, para las que solo han ofrecido albergues que no garantizan condiciones de salud, según les comentaron las personas que se han negado a trasladarse a los mismos y, que incluso, han sido rociados con aspersores con cloro, en una clara actitud discriminatoria.
«En algunos grupos nos mencionaron que hay personas que pasan y les avientan cloro y también lo está haciendo la autoridad con la idea de desinfectar sus cosas: están rociándoles cloro con un aspersor a sus pertenencias. Pero nosotros insistimos en que tenemos que cuidar el mensaje, que es claramente negativo y no nos parece adecuado, porque nuestro papel es protegerlos y ellos no están siendo un factor de riesgo para otras personas», concluyó.
Fuente: Sputnik. Artículo original