Por Alfredo Jalife Rahme
Más allá del supuesto teatro kabuki en la guerra de los 12 días
de la dupla de Israel-EEUU contra Irán (https://bit.ly/45DsKqX) y (http://bit.ly/4k7ikmW), existe un fétido perdedor: el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que dirige el locuaz cuan infatuado argentino Rafael Grossi.
Irán había filtrado un día antes a la perfidia conjunta de Grossi e Israel los datos del algoritmo Mosaic de Palantir (https://bit.ly/3Tax4GF), cuando el director de la OIEA había pasado los datos de las inspecciones a las plantas nucleares de Irán al gobierno de Benjamin Netanyahu para facilitar la precisión de los bombardeos.
El canciller ruso Serguéi Lavrov fustigó la pornográfica parcialidad de Grossi (http://bit.ly/4llAFO7), que mancilla los principios de neutralidad de la otrora impoluta OIEA, conexa a la ONU. Lavrov afirma que la OIEA filtró información sensible a Israel para facilitar los bombardeos específicos en las civiles plantas nucleares pacíficas de Irán.
Existen otros incandescentes artículos contra el indecente Grossi en Russia Today (https://on.rt.com/daqa) y en Tehran Times (https://bit.ly/44viRua).
Más explícito, el ex diplomático británico Alastair Crooke , tanto en su ensayo (http://bit.ly/4ei2zYZ) como en su entrevista con el juez napolitano (Los graves errores de cálculo de Trump
, https://bit.ly/4ee5iCE), expurgó el ignominioso papel de la OIEA –en su resolución ambigua del 12 de junio, que sirvió de justificación un día después a la pérfida agresión unilateral del gobierno de Netanyahu contra Irán– que basó su apocalíptica previsión sobre las intenciones
de Irán para fabricar una bomba nuclear que aún no posee, en el algoritmo de contrainteligencia Mosaic de Palantir
.
A juicio de Crooke, la fraudulenta resolución del argentino Grossi orilló a que “Trump se pusiera de lado de los israelíes, aseverando que Irán se encontraba ‘muy cerca’ (¡megasic!) de obtener una bomba, agregando que no tomaba en cuenta lo que pensaba Gabbard” –en alusión al clásico reporte de la ex candidata presidencial del Partido Demócrata Tulsi Gabbard en su definitivo informe de la DNI, directorio de los 18 servicios de inteligencia de EEUU– de marzo, de que Irán se encontraba todavía lejos de fabricar una bomba nuclear (https://bit.ly/4lqrY5h).
Ya hecho el daño irreparable, Grossi espetó sin rubor ni pudor en su entrevista farisea a CNN que la OIEA “carecía de evidencia alguna del esfuerzo sistemático de Irán para fabricar una bomba nuclear”, lo cual le valió una réplica atroz del portavoz de la cancillería iraní Esmaeil Baqaei (http://bit.ly/3ZNcmAj).
Basado en DD Geopolitics –La IA que desencadenó la guerra: cómo Palantir y la OIEA alimentaron el bombardeo de Israel a Irán
(http://bit.ly/44irjvI)–, en su notable disquisición, Crooke delinea espeluznantemente que desde 2015 la OIEA ha dependido de la plataforma Mosaic de Palantir: sistema de IA de 50 millones de dólares que examina millones de datos –mediante imágenes satelitales, redes sociales, cuentas personales– para «predecir» las amenazas nucleares.
Palantir Technologies Inc., vinculada a las agencias federales de EEUU: United States Infrastructure Corporation (USIC), es una empresa especializada en plataformas de software para análisis de “grandes datos (big data), con sede en Denver, Colorado, muy favorecida por Trump y fundada por el alemán-neozelandés-estadunidense Peter Thiel (cofundador de Paypal, primer inversionista foráneo de Facebook y con una fortuna de 21 mil millones de dólares) y el israelí-estadunidense Stephen Cohen.
Hasta hace siete años, Mosaic había procesado más de 44 millones de datos que “imputaban sospechas a 60 (sic) sitios para justificar las inspecciones intempestivas de la OIEA” en Irán, que se tornaron dependientes de ecuaciones algorítmicas
que culpabilizaban las intenciones
del proyecto nuclear de Irán con una impronta deliberadamente maligna.
Ahora las interminables guerras del Gran Israel se libran por intenciones
digitálicas de espionaje vía IA.
