El discurso de Andrés Manuel López Obrador, si bien no es del todo agradable a los oídos de muchos, es muy bien sabido por todos que es un discurso congruente que el tiempo lo ha avalado y esto le ha valido reconocimiento adentro y afuera de su círculo. Pero hay un discurso que captó a muchos y valieron votos, pero que ahora se ha ido en declive, al menos en el rigor y la fuerza que representaba lo hablado por AMLO a la hora de referirse a que el valor de la honestidad tuviera un rango constitucional.
Esto se da a colación por el bochornoso papel de los periodistas que han trabajado más el lado político que el lado periodístico o usar la actividad periodística como trinchera política y económica. Eso es un acto de deshonestidad que actúa a la vista de todos, con todo el desparpajo, sin absoluta vergüenza. Eso se demostró recientemente en un enfrentamiento de la representación de esa prensa que utiliza la calidad de «periodistas» para golpear políticamente a un adversario.
La exhibición de un periodismo sin el más mínimo rigor y que de lejos se observa una intención política que busca que la mentira sea verdad y la verdad una mentira. Éso precisamente es lo que mostró la intervención de una periodista que preguntó a AMLO por la metodología usada para llegar a un juicio sobre dar por falso y deshonesto un reportaje de Latinus sobre un presunto tráfico de influencias donde uno de sus hijos intervino en favor de un empresario y, al mismo tiempo dar por verdad, cierto y de un periodismo honesto, el reportaje hecho por Contralínea sobre los actos corruptos de funcionarios del Instituto de Transparencia (INAI).
Este episodio de la historia del periodismo en México, es una joya que va a pasar como materia de estudio sobre el periodismo en los años que vienen. La deshonestidad del periodismo practicado por los actuales medios de comunicación en México (la gran mayoría), es ya demostrada. Y esto nos recuerda la importancia que una vez fue la propuesta que hizo López Obrador de llegar a la presidencia, «elevar a rango constitucional la honestidad». Pero, algo pasó que ese discurso se perdió y la deshonestidad está cada vez más evidente en México.
El declive del rigor de la honestidad
Desde que inició su campaña por la presidencia en el 2006, López Obrador se ha cobijado en el valor de la honestidad como uno de sus más escrupulosos Principios en que basa su vida. Prometió que elevaría el significado y la aplicación de la honestidad a rango constitucional para que guiara la virtud en el proceder cotidiano de los servidores públicos principalmente, así como la población entre sí .
Tanto cree AMLO en el poder de la honestidad como una fuerza invisible que sale de la boca de mujeres y hombres que la practican a carta cabal, que prometió elevar su abstracción a rango supremo para ser aplicada como un valor normativo desde su reglamentación, la observación y la práctica de la honestidad de todos los habitantes de este país. Pero el discurso ahora ya no es el mismo. Fue cambiándolo de a poco para hoy ni siquiera mencionar el tema. Esto fue diciendo.↓↓
«El principal problema en nuestro país es la corrupción política, por ello la honestidad debe de tener rango constitucional» (2011)
«Ante la crisis de México, la honestidad es nuestra tabla de salvación, en consecuencia, nuestra propuesta es convertir esta virtud en forma de vida y en forma de gobierno» (2016).
“Volver un hábito la honestidad, vamos a seguir limpiando de corrupción, y luego ver si se aumentan los impuestos, ver si hay una distribución en el ingreso del país. Pero primero no permitir la corrupción. La honestidad del pueblo es la mayor riqueza de México» (2021).
Habrá que hacer notar que en los tres apartados anteriores nos relatan la pérdida de la intensidad del discurso sobre la honestidad. Ya de gobierno en práctica, AMLO no ha mencionado nada de encumbrar el valor de la honestidad a rango de contrato social, de repente se olvidó del tema.
AMLO ya no insistió sobre el detalle. ¿De verdad se le olvidó? ¿Porqué? ¿Era una locura? ¿Estaba fuera de lógica? ¿Qué la honestidad no se refleja en actos cotidianos en la ciudadanía? ¿Qué la honestidad no es similar en su abstracción a lo que representa la justicia que sí se encuentra como tal en la Constitución? ¿Cambió la estrategia que ahora ya no es por Ley suprema sino por voluntad? ¿Esa misma voluntad que se ha corrompido y que hizo pensar y optar que la honestidad es necesario elevarla a rango supremo? ¿Porqué acabó con la idea de elevar la honestidad como un Principio Constitucional?
¿Quién obra el periodismo en México?
Todo esto viene a colación porque la honestidad, lejos de volverse un hábito entre la relación de la actual sociedad mexicana, ha sido todo lo contrario, paradójicamente es lo que ha imperado en este periodo de tiempo obradorista; es una práctica de deshonestidad que raya en lo grotesco y en lo ridículo. Pero lo que más afecta a la sociedad es que es un factor que retarda los avances significativos conjuntos en materia de derechos humanos, como es el caso concreto del acceso a la información.
Ahí es donde entran los cuestionamientos básicos en materia de comunicación social: ¿Quién o quiénes informan a la sociedad mexicana? ¿Con qué medios cubren la información a todo el país? ¿Cuál es la calidad informativa de quienes tienen la tarea de informar a la ciudadanía? ¿Cómo logran comunicar a los ciudadanos la información necesaria? ¿Con qué metodologías se aplica el derecho a la información que tienen todos los mexicanos? ¿Quién vigila la calidad, la veracidad y los resultados en materia de comunicación social? ¿De quién es la responsabilidad de un mal uso de la tarea de informar a la ciudadanía? ¿Qué sucedería si los que se encargan de informar a la sociedad pudieran no hacerlo de manera honesta y con justicia? ¿En quién recae la responsabilidad de la comunicación de una sociedad?
Las preguntas pudieran tener respuestas muy largas y de profunda explicación, pero podemos decir que una de sus vertientes para informar a la sociedad, al pueblo en general, es a través de la práctica del periodismo. Esta práctica de buscar información de manera periódica y exponerla o exhibirla en medios de circulación pública que llegan al conocimiento de los ciudadanos, está ligada con un derecho humano. Estos medios o vías de exposición informativa siguen actualmente representados principalmente por la prensa escrita, la televisión, la radio, las revistas, los portales Web y toda liga de internet destinada a compartir información.
México, como Estado garante de los derechos de todos los mexicanos, no cuenta con un sistema informativo que cubra todos los rincones del país, la tarea de informar se la entregó a las empresas privadas (IP) que tienen en el lucro como su objetivo principal. Estas empresas han desarrollado amplios sistemas para informar y formar a la sociedad y, en el aspecto informativo, empresas privadas tienen todos los periódicos del país, no hay un periódico hoy en la actualidad propiedad del Estado.
En televisión y radio, casi el 80% del uso del espectro radioeléctrico está en manos de la iniciativa privada. Todo se concentra en ciudades grandes. Los informativos y programas de información y análisis, casi todos son de identificación privada. Igual las redes, son controladas por la poderosa IP. En resumidas cuentas, el periodismo que informa a México, lo tiene acaparado los magnates dueños del dinero en México.
Por ello la cita de AMLO con que la honestidad se eleve a rango constitucional, porque no podría ser más oportuna en una sociedad sumida en el lodazal de la corrupción. Políticos, empresas, corporativos y medios de comunicación han sido los impulsores de la corrupción en México, su riqueza exhorbitada habla de oscuros manejos para lograr sus fines; todos están revueltos en una red de corrupción de lo más grande y complejo. No se descubre el hilo negro pues.
Entonces, si ellos son los que informan a la sociedad mexicana, pues entonces no esperamos que nos informen desde verdad y la imparcialidad en la tendencia informativa. Si seguimos esperando a que la buena voluntad permeé al hábito de un pueblo, como lo afirmó AMLO en el 2021, pasarán otros cien o mil años más. Esto definitivamente se debe de observar desde un mandato social, democrático, donde la gran mayoría elija si queremos tener, desde nuestro contrato social, una relación humana que observe la honestidad como un Principio que rija entre los miembros de esa sociedad.
El periodismo deshonesto
¿Porqué decimos de la práctica de un periodismo deshonesto es lo que rige a los medios de comunicación de hoy? Pues sólo habrá que ver los casos recientes del escándalo de la Revista Siempre! que acabó vapuleada y humillada ante los ojos del país, y el episodio ejemplificante, que Ud. no se lo debería de perder por ninguna razón, la exhibición en la mañanera del 13 de diciembre, clara y obvia del periodismo que se practica en los medios de comunicación en México. Lo explico.
La práctica del periodismo en México está sumida en la calamidad del desprestigio y, por consecuente, de la ignominia en la práctica del derecho a la información. Cuando existe un periodismo que tuerce la realidad para un fin determinado, tiene que haber mecanismos que promuevan un deslinde de la práctica del periodismo; no se puede ir manchando el nombre de la profesión sin consecuencia.
El periodismo que mueve la información para el beneficio de un grupúsculo contrario a la mayoría, tendría que abrir el debate en pro de definir la actividad correcta y fundada del «periodismo». Eliminar ambigüedades y deslindar tipologías que ayuden a esclarecer las características de cada forma cotidiana en la actividad del periodismo.
Habrá que poner en el contexto la cubertura social de la garantía del derecho fundamental al acceso a la información y el conocimiento, puntualmente desde los actores que generan la información. Esto se vuelve altamente preocupante porque las instituciones que generan la información en la sociedad son empresas privadas y fuertemente lucrativas. Al final, el derecho que tiene una persona al acceso a la información y al conocimiento, se encuentra restringido al control arbitrario de la información por la cantidad de medios de comunicación privados que informan al país.
Este pasado miércoles 13 de diciembre del 2023 quedó registrada en tribuna pública nacional la naturaleza real de periodismo que dicen practicar los medios que demuestran la carga política y de confrontación más que de esencia periodística e informativa. El tipo de periodismo que actualmente están utilizando los medios que tienen la tarea informar, es de torcer y manipular la información contraria al derecho a ser informados verazmente y eso no se tiene que estar contemplando cuando se puede trabajar efectivamente en pos de un ambiente que garantice ese derecho y no sea una falacia tolerada.
En La Mañanera de ese día, una periodista de Sonora protagonizó una exhibición del periodismo sin vergüenza, sin recato, totalmente deshonesto. Un periodismo que practica la insolencia y la majadería pensando en su razón ideológica, sin un mínimo de equilibrio. Una exhibición de la ausencia del sentido común, rayando incluso en la terca ignorancia de las cosas tomando partido de lo ruin y de lo perverso como práctica periodística y denigrar al periodismo que busca la objetividad demostrando con pruebas irrefutables las cosas que se dicen y se escriben, respondiendo a un equilibrio periodístico esencial.
La periodista sonorense, no mencionaré su nombre porque ella podría ser una víctima de la perversidad de los poderosos grupos económicos que manipulan sin escrúpulo alguno desde la máxima de ´quien paga manda´ sino, como dijo el dueño de TvAzteca, «calle». Por eso vemos a personajes como Loret, Brozo, Chumel o la propia precandidata a la presidencia por el Frente Amplio, que no tienen la más elemental vergüenza en sus actos de calumnia que bochornan. Para ellos es parte de su chamba que tienen que hacer por el dinero que les pagan, para el resto, la audiencia, ese tipo de información, es incertidumbre. No se ejerce el derecho a la información, desinforman.
De sobra se sabe de los montajes y mentiras que preparan en la oposición mediática como Carlos Loret, Brozo, López-Dóriga, por mencionar algunos, son para perjudicar al presidente. En esta ocasión, la exhibición del periodismo de la oposición personificado por la reportera sonorense, es por demás ilustrativo de cómo se ha establecido la práctica deshonesta y sin vergüenza alguna de periodistas, que independientemente que estén realizando un trabajo remunerado, no deja de ser un acto reprobable, por todos los lados.
Ese periodismo está alimentado y sostenido por la aplicación política-económica practicada por los que ostentaban el poder en el México anterior al 2018. Este periodismo falto de profesionalismo, usado para tergiversar, torcer y manipular la información con un objetivo particular, es el que se observa en la mujer de Sonora al intervenir obruptamente la exposición que estaba dando el presidente y que, ésta interrupción sirvió para darle un giro de exhibición total del manoseo político del periodismo.
Esta majadería de la reportera construyó la historia de un épico episodio del periodismo y, hay que decirlo, se consturye con cierta ingenuidad, de ella sí, pero también de quien la mandan hacer este tipo de acción, porque al final de las cosas, los actores no visibles también pecan de ingenuos al exponer a personas que son la cara de su ridículo.
Su interrupción hizo que AMLO usara su ingenio para dejar en ridículo la osadía y exhibir la pobreza, la sin vergüenza, la ignorancia, la desesperación y la deshonestidad que impera en ese sector de la sociedad.
No hay necesidad de describir más, porque quiero darle crédito a los protagonistas de este joya del periodismo del Siglo XXI que vivimos.
Véa el video, ¡no se lo pierda! Entérese de la fuente madre.↓
Podemos terminar esta información con una pregunta que bien vale para esta ocasión:
¿Es necesario o no elevar a nivel supremo, a rango constitucional, de honestidad, como Principio rector de la conducta de los mexicanos?
interesante y profundo tema…
donde precisamente de eso carece la sociedad, la política y la información. .. y sobretodo el gobierno… tarea azarosa para la sociedad vivir y confrontar lo que corrompe y evitarlo, formar sin ser deformado…
empecemos por arriba y como ejemplo a todos los estratos … y con denodada lucha hacer que las nuevas y las viejas generaciones modificadas lleguen a comprender que la corrupción, corrompe, contagia y se hace habitual y cotidiana…
hasta que nos toca y afecta…
este mundo no cambia si no cambiamos valores y principios que no son intercambiables..