De todos los actores políticos que han arrancado la campaña electoral que busca renovar la Presidencia de la República para el periodo 2024-2030, hay uno que hace falta. ¿Nota Ud. que la organización socio-política llamada Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no está presente en la actual campaña presidencial?
Desde el 2006 el EZLN nos tenía acostumbrados a su fuerte activismo en las elecciones presidenciales y hoy se nota su ausencia, ¿por qué no está presente?
Un poco de antecedentes de EZLN
Desde su aparición en 1994, el EZLN ha ido de más a menos en la aceptación social de los mexicanos. Al principio causó impacto en la población y cautivó a la inmensa mayoría de la población de México y del mundo, sobretodo de Latinoamérica. El re-destello de «Tierra y Libertad» provocaba sentimientos nacionalistas dormidos por el soporífero de la competencia y del consumo.
El movimiento social de la selva chiapaneca provocó una inmensa simpatía social al asumir una lucha social con el apelativo del zapatismo, símbolo histórico de la lucha de mestizos e indígenas que provocaron la primera revolución de carácter social en el continente y el mundo. Pero esa simpatía se fue diluyendo año con año al irle dando un matiz preponderantemente indigena, relegando al resto de la población mayoritariamente mestiza.
Esto hizo que incluso perdiera valor semántico su denominación «zapatista» porque a Emiliano Zapata le habían adjudicado su origen indígena sin darle espacio al Zapata de botas, pistola y sombrero mestizo.
No hay que olvidar nunca que la inmensa mayoría de mexicanos tenemos una parte indígena que reivindica nuestra identidad única como mestizos llamados la «Raza de Bronce«. Nunca se podrá hacer una revolución en el país sin la participación activa y decidida de los mestizos. No se puede armar un movimiento social sin la participación de la inmensa mayoría pues. Nunca.
Al final se diluyó hasta su sinonimia de ejército que no fue ejército, zapatista que no fueron Emilianos, liberación que no hubo tal y mucho menos un carácter nacional. Se quedaron en el parafraseo propagandístico que parece más bien a un sofisma muy bien confeccionado.
Una de las cosas que identifica mucho al EZLN es la prosa y el simbolismo literario en títulos de programas, acciones políticas, denominaciones o en los mismos discursos que el subcomandante Marcos ha impregnado al movimiento «zapatista», que fue adquirido semántica y poéticamente para identificar la lucha de los indígenas, cómo «únicos» golpeados y ninguneados por el régimen esclavista que a la fecha impera para todos: mujeres y hombres, indígenas o no. Sí, es verdad que los indígenas sufrieron el saqueo y la degeneración española pero, ciertamente también, los mestizos somos los descendientes de eso mismo, somos los hijos de la chingada, de aquella golpeada, mancillada, humillada…violada.
Esa discriminación al mestizo se vio reflejada en la conformación del Consejo Nacional Indígena (CNI) en 1996, dos años después de su aparición. Esta nueva agrupación impulsada y comandada por el EZLN decía que «es el espacio de los indios que somos«.

Gente mestiza como el que escribe, desde aquel momento sintió la exclusión por la falta de visión social del subcomandante en su estrategia política, o tal vez, a la vuelta de casi 30 años, así estaba previsto, dividir. Porque a pesar de los llamados de Marcos a la formación de un nuevo gobierno y una nueva Carta Magna para todos los mexicanos, siempre dividió en su discurso a la «sociedad civil» y el «zapatismo», representado este último por la diversidad indígena del país, algo como si el zapatismo fue un movimiento indígena puro, lo cual es toda una construcción falsa. Esto demuestra la miopía del sub-comandante Marcos que más tarde dijera, «yo no me llamo Javier«, parafraseando a su cambio de nombre de referencia, como si todos dependiéramos de sus deseos, aun por la causa más noble de preservar la memoria de un ser querido.
Las Declaraciones, como instrumentos de planteamiento ideológico y posición política que implementaron desde el mismo momento que se levantaron contra el gobierno de Salinas de Gortari en 1994, surgieron como un medio propagandístico para hacer notar por escrito el sentido y la identificación de la lucha social. Como he referido, la prosa y los recursos literarios están inscritos en cada acción y movimiento que hicieron en las Declaraciones siguientes hasta la llamada Sexta Declaración de la Selva Lacandona en el 2005, donde se convoca a sectores políticos e individuos a organizarse en un movimiento nacional que buscaba crear una nueva Constitución Política.
¿La otra campaña o la misma guerra sucia?
Se dijo «adherentes» a todo aquel que suscribía esa Declaración que tuvo mucho éxito y hasta aquí se puede decir que fue el pico máximo de la popularidad del EZLN entre la población. Al año siguiente, 2006, se decidió una estrategia que recorrería todos los estados de la República para tratar de construir una nueva forma de hacer política. Esa estrategia la llamaron «La Otra Campaña» y la lideraba el propio Marcos que para esa labor se nombró Delegado Zero; todo esto en franca práctica de los recursos literarios y simbolizaria del líder.
La Otra Campaña no era otra cosa que una contra-campaña del candidato de entonces de la Coalición Por el Bien de Todos que postulaba a López Obrador como su candidato a la presidencia de México. Trabajando en una estación de televisión, recuerdo haber reporteado la visita de Marcos a la colonia Buena Vista (El Zorrillo) de la ciudad de Ensenada (fundada por indígenas de Oaxaca que trabajaban en el corredor agrícola Maneadero-San Quintín), hablando pestes de López Obrador y su Coalición. Cosa que no entendía cabalmente cuál era la lógica de hacer labor contra el aspirante puntero en las encuestas y que albergaba la ansiada esperanza para millones de mexicanos y que Marcos no veía. Además que su contra-campaña solo estaba beneficiando al tristemente célebre ex-presidente Felipe Calderón.
A partir de ahí la duda, la importante duda, apareció. ¿Qué hacía Marcos haciendo campaña contra López Obrador? Podría entender que había diferencias y que no se pensaba en el mismo sentido pero de ahí a que se plantara con la gente hablando negativamente del candidato de la izquierda, es otra cosa mayor a una simple «campaña». ¿Qué le impulsaba ir contracorriente de una buena cantidad de mexicanos que veían con buenos ojos al candidato de la izquierda de aquel entonces?
A la luz del tiempo, el EZLN fue parte de la guerra sucia que los magnates que agrupó Salinas de Gortari, con todos sus medios de comunicación, confeccionaron la campaña «López Obrador es un peligro para México«.
A partir de esa fallida estrategia de Marcos, el EZLN empezó a caer y a caer en la simpatía de la población. Recuerdo a un zapatista que desde entonces se deslindó del zapatismo y pregonó que algo no estaba oliendo bien con esa jugada del EZLN. Jaime Avilés, en su espacio periodístico «Desfiladero», calificó a Marcos como «traidor a las comunidades indígenas rebeldes que acaudillaba, traidor a los movimientos sociales en general, traidor a los sentimientos de la nación, traidor al pueblo de México».
Segunda parte…
El EZLN y su movimiento político-social poco a poco devela su verdadero rostro. No aquel icónico pasamontañas, no. La verdadera cara detrás de la parafernalia guerrillera se ha dibujado desde las diferentes posturas políticas que ha venido asumido esta agrupación «rebelde» a lo largo de las últimas dos décadas que a partir de ponerse del lado de los poderosos del país, decidieron combatir desde la prosa y la acción al movimiento social encabezado por Andrés Manuel López Obrador…










































































