La desaparición de Jeffrey Epstein de la escena pública con un inverosímil “suicidio en prisión” aviva las sospechas sobre su rol de agente de inteligencia. ¿Su misión? Inducir a miembros de las élites a cometer pecados inconfesables, filmarlos y someterlos a servidumbre a través de la extorsión.
Por Claudio Fabián Guevara
La muerte en prisión de Jeffrey Edward Epstein, el multimillonario convertido en un ícono mundial del abuso sexual de menores, mina la credibilidad del sistema judicial de EE.UU. y muestra la vigencia de las estructuras de poder supraestatales habitualmente aludidas como Estado Profundo.
El final de la «saga Epstein» no parece reflejar las desventuras de un millonario caído en desgracia. Más bien aviva las sospechas previas sobre su rol de agente de inteligencia, y sugiere una compleja operación para sacar de escena a un soldado encubierto que cumplió largamente su misión: filmar a decenas, cientos de personalidades influyentes en situaciones comprometedoras, en macabras «trampas de miel».
En la era del lawfare, la información sensible para el chantaje es un precioso arsenal de guerra.
“El suicidio de Esptein no tiene sentido”
Según los reportes oficiales, Epstein fue hallado ahorcado la mañana del sábado 10 de agosto de 2019, en su celda del Centro Correccional Metropolitano en la ciudad de Nueva York. Estaba acusado de gestionar una red de servidoras sexuales menores de edad.
Epstein tenía problemas crónicos con la Justicia. Su historial público se remonta al año 2002, cuando aparecieron las primeras acusaciones. La prensa de todo el mundo destaca su amistad con celebridades, miembros de la realeza y figuras prominentes de la política mundial, que participaban en sus fiestas y reuniones privadas. Abundan las fotografías que lo muestran junto a políticos, actores de cine y personalidades prestigiosas. Little James Island, una de las residencias famosas de Jeffrey Epstein.
La “conveniente” desaparición de la escena pública de Jeffrey Epstein aviva por lo menos dos preguntas inquietantes. La primera es cómo pudo “suicidarse” un acusado tan emblemático en una cárcel de alta seguridad.
“El hecho de que uno de los prisioneros federales de más alto perfil del país pueda incluso suicidarse desafía toda lógica y creencia”, afirma Bernard Kerik, ex comisionado del Departamento Correccional de la ciudad de Nueva York. “¿Cómo podría ahorcarse un prisionero, como lo hizo Epstein, según los primeros informes, y ningún guardia lo vería o reaccionaría de inmediato? ¿Por qué, dado su intento anterior y todos los problemas relacionados con su caso, no era un oficial de supervisión que lo observaba constantemente y podía responder de inmediato?”
“Solo el tiempo dirá si eso fue lo que sucedió con Epstein o si ocurrió algo más siniestro”, concluye Kerik.
El suicidio de Epstein es tan inverosímil que ha desatado todo tipo de especulaciones. El miércoles, en FOX Business Network, el Dr. Cyril Wecht discutió los resultados de la autopsia. Wecht, que es médico y abogado, dijo que un estudio de Montreal encontró que solo 2 de 239 muertes por ahorcamiento resultaron en un hueso hioides roto. Epstein sufrió fracturas en el cuello y un hueso hioides roto que es “más común en las muertes por estrangulamiento”.
Otros cuestionamientos van más allá: ¿Es realmente Epstein el cuerpo que se muestra parcialmente en las imágenes que la prensa ha publicado? La doctora Cynthia McKinney, ex congresista y candidata a presidente por el Partido Verde, se hizo eco en su cuenta de Twitter de una imagen comparativa que circula en la red:
Misión: Organizar, filmar y chantajear
La segunda pregunta se puede resumir así: Si la pedofilia y el sexo consentido con menores de edad es moneda corriente y sin riesgos legales en los círculos del poder ¿Por qué un magnate con contactos en el más alto nivel se complicaría la vida contratando menores que una y otra vez lo denunciaban? ¿Cuál era el sentido de socializar estas prácticas aberrantes con la alta sociedad?
La periodista especializada Whitney Webb -que ha escrito algunos de los mejores artículos sobre el tema- avanza una respuesta que es moneda corriente entre los conocedores: “Jeffrey Epstein estaba grabando chantaje sexual”, declaró entrevistada por Marc Steiner para el portal True Dig.
El chantaje estaba orientado a figuras políticas, jueces y personajes influyentes. Epstein trabajaba en forma orgánica para servicios oficiales de inteligencia. Así quedó acreditado en 2008, cuando el millonario logró un acuerdo para su liberación sobre la base de la revelación de que su trabajo servía a intereses vinculados con la seguridad nacional. En ese entonces, el ex secretario de Trabajo Alex Acosta justificó el controvertido acuerdo que consiguió Epstein con la Justicia “porque le habían dicho que Epstein estaba vinculado a la inteligencia». Claro que no se especificó qué agencia de inteligencia… Un detalle: el acuerdo le otorgaba cobertura (inmunidad) a todos los co-conspiradores que hubieran ayudado a Epstein a conseguir sus fines.
Los operativos destinados a involucrar a figuras públicas en prácticas aberrantes y vengonzosas, para filmarlos inadvertidamente y luego tenerlos bajo control para siempre, se denominan «trampas de miel» en la jerga del ambiente. La de Epstein no era la única célula operativa con estos fines. Para Webb, hay “una cantidad abrumadora de evidencia” de que “ésta es una red mucho más grande, que tiene documentado vínculos con operaciones que involucran chantaje sexual que precedieron a Epstein”.
“Las personas que habían estado vinculadas a esas operaciones anteriores de chantaje sexual, para mí, realmente muestran que Epstein estaba llevando a cabo una operación que no inventó. Esto es algo que no comenzó y no terminó con él…”
“Algunas de las narraciones que han surgido en torno a este caso sugieren que Epstein fue el único responsable por toda esta actividad y que todo es culpa de un solo hombre. Creo que si hacemos eso, realmente estamos haciendo una injusticia a sus víctimas porque esto es algo mucho más grande que Epstein”, resalta Webb, quien recuerda que las operaciones de inteligencia encubiertas con fines de chantaje sexual tienen muchas décadas de historia en la vida política moderna.
Rescatando al soldado Epstein
Robert D. Steele, ex oficial de la CIA, activista político y autor de numerosas publicaciones, en extrevista con este medio agrega precisiones: “Jeffrey Epstein es un oficial de operaciones clandestinas del Mossad, asistido por la oficial de operaciones clandestinas del Mossad Ghislaine Maxwell. Su misión es hacer exactamente lo que han estado haciendo: atrapar a los políticos, jueces, celebridades, fiscales y líderes corporativos de los Estados Unidos en reuniones donde “todo vale” y el Mossad lo muestra todo en video: personas adultas que hacen cosas malas a niños pequeños”.
Robert D. Steele además preside la Comisión Judicial de Investigación sobre Trata de Personas y Abuso Sexual Infantil. En la asunción del cargo, en audiencias que tuvieron lugar en abril de 2018, Steele denunció que el Estado Profundo de EE.UU usa el tráfico de niños y la pedofilia como una forma de control de sus miembros.
Hoy reafirma su postura: “El caso Epstein trata sobre el tendido de trampas deliberadas de pedofilia para operaciones de chantaje por parte del Mossad; la CIA y el FBI son cómplices, y hay cientos de otras operaciones similares de pedofilia en los EE. UU y en todo el mundo”.
Steele pone en duda que Epstein sea un millonario genuino. Le asigna más bien un papel de miembro de un grupo organizado de inteligencia. Y concluye: “Por supuesto que Epstein no está muerto. Lo han trasladado a un lugar seguro y cómodo donde puede informar sobre lo que cada persona chantajeada hizo por Israel”.
Este enfoque es compartido por los estudiosos. Para el analista Alfredo Jalife, «existe abundante literatura que implican a Epstein, a Robert Maxwell y a su hija Ghislaine como operadores del Mossad».
Por eso, parece improbable que podamos conocer qué sucedió realmente con Jeffrey Epstein.
El 6 de julio, los investigadores del FBI derribaron las puertas de la casa de Epstein en Nueva York después de que fue arrestado en Nueva Jersey. Una búsqueda en la casa de Epstein arrojó cientos de fotos de mujeres desnudas, algunas de ellas menores de edad, dinero en efectivo, diamantes, obras de arte y un pasaporte austríaco vencido, con la cara de Epstein pero el nombre de otra persona. En el documento, figuraba Arabia Saudita como lugar de residencia. Seguramente no era la única herramienta de que disponía para falsear su identidad.
Al igual que el atentado contra las Torres Gemelas, tal vez nunca sepamos qué fue lo que realmente sucedió. Pero podemos estar seguros de que la versión oficial de los hechos es falsa.