Con una alta expectativa llegó la -única- precandidata del partido Morena a la gubernatura de Jalisco, al Centro Cultural La Lija, donde la moderada asistencia trató de vestir la jornada de color guinda.
Y así llegó Claudia Delgadillo, arropada, acompañada, al lado de algunos dirigentes partidarios, personalidades de otros partidos o exfuncionarios que se deseaban arrimar, funcionarios municipales actuales y el Presidente Municipal, entre tantas otras personas.
Tambores, cantos, audio, dos escenarios y un evidente desconocimiento de los protocolos más básicos, abrieron las puertas a una jornada dominguera en un avioncito de 10 números que se quiso convertir en un paso de brinco y medio, o sea, complicar lo más sencillo.
La fiesta estuvo presente: la música, muy bien escogida, el sonido, de muy buena calidad, la asistencia (aunque lejos del lleno) muy comprometida y el ambiente parecía el mejor.
Todo ello incentivado por los tambores y los “vivas” oficiales que fueron protagonistas ya sobre los últimos saltos del avioncito, cuando la candidata única -precandidata en términos oficiales- llegaba casi al pie del escenario, el número 10.
En el recorrido parecía tomar protagonismo el diputado federal Bruno Blancas pero las tribunas ofrecían una excelente bienvenida a otra figura presente: la -precandidata también- Yussara Canales. El Profe Michel se las ingenió para mantenerse al lado de Claudia (y junto a su esposa), pero sufrió un desaire muy evidente cuando no le permitieron subir al escenario. También los compañeros del PT (presentes desde minutos atrás al lado de la escalerilla de acceso) pasaron por el mismo mal momento, aunque ellos definitivamente se quedaron abajo, por lo menos en el arranque.
Ya sobre el escenario, Claudia Delgadillo mandó llamar al Profe y su esposa y regaló sonrisas a todos. También las sonrisas fueron para la prensa a quienes había desairado minutos antes, ya que no se presentó a la Rueda de Prensa pactada ni tampoco al encuentro fortuito, tipo banquetero, que se pretendió organizar de último momento. Los números que se quisieron brincar complicaban el vuelo del avioncito.
Los asistentes conformaron una sólida presencia de adultos mayores, muy pocos jóvenes y como ya lo mencionamos, varias personas cercanas a otros partidos, hasta vestidos con la playera de Morena. Llamó también la atención la gran cantidad de asistentes que decidieron no ingresar al estadio y se quedaron disfrutando la caída del sol, en el parque donde sonaban también los gritos de gol.
Nada nuevo en los discursos: convocatorias a la unidad, el compromiso de ganar Jalisco, quitar a este gobierno estatal, fortalecer, trabajar…
Finalmente, el juego terminó, un gran escenario afuera preparaba la segunda parte de la fiesta, donde no se necesitaría ni un brinco más para ganar, solo dejarse llevar por la alegría.