México vive la decisión de alargar el periodo de la 4T o hacer lo necesario para descarrilarla para que empresas, políticos-empresarios, partidos y gobiernos extranjeros, regresen al régimen del pez grande se come al pequeño o el coyote en el gallinero.
Dice la canción que se puso de moda en la política mexicana, “diciembre me gustó pa´que te vayas”, esto por aquello de las rupturas de personajes en partidos.
Pero lo que sí tendrá este diciembre del 2022, es la definición del destino político-social en México para las próximas décadas.
El “pa´que te vayas” está entre las dos fuerzas históricas que se han confrontado en el país desde su fundación: los que quieren conservar los privilegios y, aquellos que buscan justicia desde su condición económica, social y política.
Matriz de periodos oscuros
Esta confrontación política-social tiene que ver con reformar una estructura legal fundamental en materia electoral, ésa que cambia cursos en la tendencia histórica, como ya lo hemos atestiguado en cruciales acontecimientos de decisión que marcaron periodo de tiempo, muchos de verdadero infierno.
Por ejemplo, en las elecciones de 1988, donde hubo mucho ruido de desconfianza, se desbordó el salinato, el prianato, el neoliberalismo o neoporfirismo, como se le quiera llamar, pero es innegable la consecuencia a raíz de apagar los gritos de fraude.
Entonces era el gobierno que calificaba la elección; a partir de este prianato, inventaron un órgano público donde ellos ponen a los que califican las elecciones y, en el 2006, volvieron a cometer otro atraco electoral que igual, al final se aceptó y se transformó en un episodio de violencia, sangre, desapariciones, robos, saqueos, cambios legales ominosos, etc.
El juego de la soga
Este particular evento político se puede observar a través del juego de la soga, donde un grupo de personas jala con toda la fuerza colectiva para derrumbar, en su terreno, a otro grupo. De un lado de la soga están, por la derecha de su visión, los que defienden al INE a capa y espada y, del otro lado, a la izquierda de esa imagen, todos los que apoyan a Andrés Manuel López Obrador.
Si nos vamos a la identificación de cada uno de los lados del juego de la soga, los que defienden al INE, son los partidos políticos (PAN, PRI, MC), sus mecenas políticos convertidos en empresarios, empresarios de grandes corporativos y, por obvias razones, intereses coloniales de gobiernos como el de Estados Unidos y los países de Europa.
La identificación de los que jalan la soga del lado izquierdo, están los beneficiarios de los programas sociales implementados por orden constitucional por este gobierno; docentes y estudiantes del sistema nacional educativo; así como trabajadores que integran los sindicatos de Pemex y la CFE, por mencionar una identificación concreta.
En resumidas cuentas, se puede observar específicamente a los grupos humanos en la disputa del control social, al igual que se aprecian dimensiones y características de los conjuntos en pugna.
De ahí que, a primera vista, nos pinta un grupo bien apreciado de los siempre ricos, de los neo-ricos y, aspiracionistas a ricos; bien determinado el perímetro que abarcan en la sociedad que se ve pequeño ante la otra parte, que multiplica en una dimensión mucho mayor la cantidad de personas que viven del lado extremo de esa riqueza.
La lucha perenne entre estos dos grupos sociales, termina siempre en un resultado que favorece a uno para un tiempo determinado, para bien o para mal en sociedad.
Hoy el Instituto Nacional Electoral, como institución estructural, acabó con la confianza de las mayorías, de esas a la izquierda de la soga. Mientras esos que están a la derecha, defienden que habido nunca fraude electoral en México.
Ante esa defensa y esa acusación, el registro de la historia no se altera; fraudes y complicidades es la narrativa de esos 25 años de vida. Si eso persiste sin la reforma, entonces no se sorprenda de más fraudes y más complicidades, que cambiarán el curso que tomó el país en el 2018.
Monreal en su laberinto
El personaje zacatecano de Morena que dijo que en diciembre le gustó para irse de ese partido, no fue así. Se arrepintió. Seguramente no le dieron la llave de la puerta.
El martes 13 pasado, fue presa de un acoso mediático e insultos por parte de los que defiende al INE.
El empresario vuelto activista social, Claudio X. González, junto a senadores del PRI y PAN, instigaron a Ricardo Monreal para que defina su posición de una vez. Terrible acoso.
En medio de los dos bandos, Monreal sigue en la ambigüedad y mantiene su adhesión a Morena, y el miércoles 14 de diciembre tendrá que resolver su situación política crítica, porque antes solo era traidor ante los morenistas pero hoy, por sus tropelías y su boca suelta, lo que decida se convertirá en traidor, sea para un lado o sea para el otro.
Triste el final de un prospecto a presidente que ambicionó sin límites.
Tenso el ambiente del mundo, cuenta
Ahora, los movimientos sociales y gubernamentales en México, aunque tiene su propia estelaridad, no está desligado a lo que está pasando en el mundo.
Primero la guerra de Ucrania y sus repercusiones geopolíticas, y luego los recientes sucesos en América Latina (AL) de recuperación de espacios políticos para la derecha, como el fallo contra la vicepresidenta de Argentina y el golpe de estado contra Pedro Castillo en Perú.
Los eventos políticos en AL tienen su epicentro en las mismas oficinas centrales que tienen una fuerte influencia en todo el mundo especialmente en nuestra región; la defensa del INE en México tiene el mismo interés de control del Estado que el derrocamiento de Castillo.
Dos periodos que parecen islotes en la historia
México vive un segundo periodo de auténtica soberanía y dignidad en los últimos 100 años, la primera en periodo de 1934-1940, grandes cambios sociales pero demasiado corto el periodo para establecer un sistema; la segunda, el periodo de tiempo del 2018- a la fecha.
Y este cambio a diferentes leyes en materia electoral, es el instrumento para continuar o congelar los cambios sociales que se han logrado a la fecha. Algo que ya ha sucedido en la historia con los presidentes que le sucedieron a Cárdenas, Ávila Camacho o Alemán Valdés.
Esa es la clave, sí.
El mundo entró en una dinámica, donde nuestro país es un escenario más, de un movimiento social sin nombre todavía, que busca establecer un nuevo acuerdo mundial en la relación de los países.
El momento de definición que tiene el país hoy, no va sólo a los personajes actores, sino al mismo sistema que ha establecido la sociedad mexicana, que hoy lo vemos más en su conjunto que grupos sectarios que, históricamente, han vivido del gran resto.











































































