Por María Durán
Reino Unido se convertía en la última década en uno de los países europeos que menos restricciones imponía a la hormonación y castración de menores que se percibían como transexuales, además de imponer educación sexual en edades tempranas. Primero dio marcha atrás en lo relativo a transición ‘de género’ en menores de edad. En abril se publicó el ‘Informe Cass’, elaborado por la doctora Hilary Cass. Esta prestigiosa pediatra británica compila cuatro años de investigación sobre el proceso de transición. La doctora y su equipo concluyen que la terapia psicológica es más efectiva en los niños con disforia.
Esta investigación es una de las evidencias en la que se basó el Sistema de Salud del país para de recetar bloqueadores de pubertad. Ahora, algunas evidencias del informe han contribuido también a que el Gobierno cambie por completo sus políticas de educación sexual en las escuelas de primaria y secundaria de Reino Unido.
La nueva guía educativa sobre educación sexual en los colegios no permitirá que se enseñe nada relacionado con esta materia a alumnos que no tengan la madurez necesaria para comprenderla. Nunca se abordará antes de los nueve años. Además, los materiales didácticos tendrán que ser aprobados por los padres, algo que hasta ahora no ocurría.
Además, sólo se proporcionará a los niños información puramente científica. Es decir, no podrán acceder en el colegio a guías elaboradas por activistas LGTBI. Tampoco aprenderán en las escuelas ningún contenido relacionado con la ideología de género. Ni relativo a la transexualidad, ni a la ‘libre elección’ —aborto—.
La guía explica como «en 2020, la educación sexual y afectiva se hizo obligatoria para todos los alumnos de secundaria en Inglaterra de las escuelas financiadas por el Estado». Y a continuación expone que, tras escuchar a los padres y profesores, se implementan algunos cambios. Especialmente en las materias a tratar y las edades de acceso.
Así, se incluyen nuevos temas relativos a la educación afectiva y otros relativos a la salud mental, sin ninguna relación con la sexualidad. Los niños y adolescentes británicos tratarán, por ejemplo, la prevención del suicidio, el acoso y la violencia sexual o la soledad. Llama la atención que el Gobierno también quiere informales sobre ‘fakes’ —noticias falsas—, comportamientos ilegales en Internet o los peligros del vapeo.
Ya en materia sexual y reproductiva, se incluyen lecciones de vida sana en el embarazo, del aborto espontáneo, o salud menstrual y ginecológica.
Respecto a las edades, el nuevo programa establece que «temas como los riesgos de los juegos de azar online, las redes sociales y las estafas no deben enseñarse antes de los tres años». «La pubertad no debería enseñarse antes de cuarto curso, mientras que la educación sexual no debería enseñarse antes del quinto. Se hará en relación a lo que los alumnos aprenden sobre la concepción y el nacimiento como parte de la asignatura de ciencias».
Por último, se decreta que «en la escuela secundaria, los temas relacionados con el acoso sexual no deben enseñarse antes del séptimo año, las referencias directas al suicidio antes del octavo, ni cualquier discusión explícita sobre la actividad sexual antes del noveno».