El Proyecto de Acuerdo, aprobado por unanimidad de la Unidad Técnica de Fiscalización del Instituto Nacional Electoral (INE), parte de una respuesta a una consulta de Mario Llergo, representante propietario de Morena ante el INE, que formulaba en abril pasado.
En una nota del periódico La Jornada, dice que el representante escribió al organismo del INE que «la venta entre particulares de artículos utilitarios que puedan incluir emblemas, signos o rasgos identificables de MORENA, sus representantes, candidatos o militantes ¿genera un beneficio a favor de MORENA, incluso sin que MORENA, sus representantes o candidatos reciban el fruto de la venta?´
Considerando las facultades legales, reglamentarias o estatutarias que aplican a los partidos políticos, ¿qué acción o acciones específicas debe realizar mi representado para acreditar el elemento de eficacia en los deslindes que exige el Reglamento de Fiscalización?» preguntó además el representante del partido.
La respuesta es por demás, una muestra de las características que tiene la batalla entre la llamada 4T y la oposición representada por los partidos PRI, PRD, PAN y el empresariado aglutinados en la agrupación política Va por México.
‘Amlitos’ como parte de los ingresos de Morena
La Unidad Técnica de Fiscalización sostiene que aun cuando el partido no obtuviera un ganancia económica derivado de esos hechos, se presumía un beneficio indirecto con la exposición y divulgación de sus emblemas, signos, representantes, personas candidatas y militantes, en virtud de la caracterización y conexión que se generaba con su plataforma política, dice la nota.
Entonces los ‘amlitos’ y enseres alusivos serán considerados como parte de los ingresos de Morena. El partido necesitaría hacer un deslinde en las formas que exige la autoridad electoral para comprobar que nada tiene que ver en los muñecos que vente el sector informal en las calles.
El asunto caminará más allá de esta instancia enfilándose en discusiones que incluso tienen que ver con la observación de la libre ocupación de las personas para generar su sustento, esto es, si hay que gente que se dedica a fabricar monos o alegorias vendibles al amparo de la fama del momento y que de ello hacen su negocio que no solo amlitos, sino un sinfín de productos como banderas y muñecos de equipos de fútbol, personajes de la televisión como el Chavo del 8 u otros tantos más.
La discusión entra en otra dimensión social mucho más compleja impulsada por una necesidad, a como sea, de parar la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador que ya está rayando hasta en lo ridículo.
			

























































		    
















