La propuesta del gobierno municipal de Puerto Vallarta para implementar una “cuota voluntaria” de aproximadamente 10 dólares a turistas extranjeros ha generado inquietud entre empresarios, ciudadanos y organizaciones. Este cobro, que se plantea como un “impuesto ambiental voluntario” para el próximo año, se suma al reciente gravamen federal de 42 dólares aprobado para cruceristas internacionales, lo que ha desatado un amplio rechazo.
Entre los opositores destaca la Asociación Mexicana de Cruceros (Amepact), cuyo presidente, José Arturo Mussi, ha expresado su preocupación por los efectos adversos que esta medida podría tener en la percepción y competitividad de Puerto Vallarta como destino turístico. Según Mussi, al tratarse de un cobro opcional, existe el riesgo de que sea visto como una “coperacha” para mejorar el destino, lo que podría generar descontento entre los visitantes y afectar la imagen del puerto.
El presidente de Amepact recordó un caso similar en Los Cabos, donde se intentó implementar una medida equivalente y fracasó rotundamente, obligando a las autoridades a eliminarla. “Es fundamental aprender de esas experiencias y evitar decisiones que puedan comprometer la reputación de Vallarta en el competitivo mercado turístico internacional”, señaló.
Mussi también destacó que, con la reciente implementación del impuesto federal, cualquier tarifa adicional haría que Puerto Vallarta pierda atractivo frente a otros destinos en México que no aplican medidas similares. Esto podría tener un impacto directo en la llegada de cruceros y visitantes, reduciendo ingresos para el sector turístico y afectando a miles de familias que dependen de esta actividad económica.
Proponen alternativas de recaudación
A diferencia de los promotores de la propuesta, Mussi planteó una alternativa menos invasiva y más estratégica: crear productos conmemorativos, como medallas o diplomas, que los turistas puedan adquirir de manera voluntaria. Estas iniciativas no solo permitirían recaudar fondos sin afectar la percepción de los visitantes, sino que también fortalecerían el sentido de pertenencia y el vínculo emocional de los turistas con el destino, al ser reconocidos como “amigos de Vallarta”.
La reacción de diversos sectores pone de manifiesto la importancia de evaluar a fondo las implicaciones de políticas fiscales en el turismo, especialmente en un destino tan emblemático como Puerto Vallarta. La competitividad y la imagen del lugar dependen de decisiones que equilibren la necesidad de ingresos con el mantenimiento de una experiencia positiva para los visitantes.
El debate sobre la “cuota voluntaria” continuará en las próximas semanas, mientras autoridades, empresarios y asociaciones buscan consensos para asegurar el crecimiento económico de la región sin comprometer su atractivo turístico.
Fuente original y créditos de la imagen: Vallarta Independiente