Por Tefil Gómez
Iniciado el mes de agosto, se llevó a cabo la primera consulta popular, impulsada por el Gobierno Federal, en todo el territorio nacional. La consulta está basada en los “derechos de la ciudadanía” que plantea el Artículo 35 de la Constitución Política.
Se llevó a cabo la primera consulta popular con una pregunta muy confusa que propuso la Suprema Corte de Justicia, y que el partido oficial buscó facilitar apropiándose de la figura de los ex presidentes vivos y de su posible responsabilidad, pero la pregunta va dirigida a todos los actores políticos del pasado, y se refiere a la posible comisión de delitos y su probable responsabilidad.
Al respecto, a principios de julio pasado, Lorenzo Córdova consejero presidente del INE aclaró que:
“La pregunta de la Consulta Popular 2021 fue redactada por la Suprema Corte de Justicia y el Instituto Nacional Electoral no puede modificarla. Ésta será la consulta popular más amplia y mejor organizada que se haya hecho. La primera a nivel federal con base legal y organizada por el INE”
En Puerto Vallarta, la cifra de una posible consulta con resultado vinculante (40%) rondaba la meta de los 94 mil votos aproximadamente, una cifra que, de entrada, se mostraba como verdaderamente inalcanzable.
¿Y por qué inalcanzable?. Veamos
Primero, el mismo Presidente reconoció que se planteó que la consulta popular se realizara el pasado 6 de junio con las elecciones federales, por razones presupuestales, pero los elementos de poder que manejaron las fechas, entre ellos el INE y algunos legisladores, se ampararon en que la misma constitución menciona el primer domingo de agosto. Así, se cree, evitaron dar chance de realizar la consulta con una asistencia de sostén muy elevada ya que, la asistencia de votantes el pasado 6 de junio, rondó el 53% del electorado, con el que se hubiera superado el 40%, base del resultado “vinculante”.
Segundo: se destinaron en general muy pocos lugares de votación (un tercio de la elección intermedia); por ejemplo, a Puerto Vallarta le correspondieron poco más de 120 mesas de consulta, cada una con 900 boletas, mientras que, a nivel federal, se promovieron 50 mil mesas contra las 150 mil del 6 de junio.
En tercer lugar: la pregunta, sumamente compleja. La consulta no nombra ni señala los expresidentes, por lo que el partido oficial, los tomó como bandera para poder dar más difusión y buscar mayor reacción, partiendo de sus propios militantes.
Y por último la promoción.
Casi totalmente ausente. De por sí, la promoción del INE (ine.mx) no es muy buena. Y se sigue con las prácticas de utilizar un solo formato para difundir en todos los medios como si televisión, radio, redes o videos on line, fueran lo mismo. Ya no mencionemos la producción de algunos materiales electorales y post electorales, que parecieron burlas a la gente que, cada vez, exige mejores dirigentes, representantes e instituciones convocantes.
Lo más importante es el proceso no el resultado dijo el Presidente, en su visita a Puerto Vallarta, en su primera mañanera después del ejercicio, el lunes 2 de agosto. El mismo Andrés Manuel López Obrador felicitó a los participantes por la jornada ejemplar, y no dejó de mencionar que el INE no tenía entusiasmo por la consulta.
Lo que vendrá
En el próximo mes de marzo se espera otro ejercicio similar: la consulta por la revocación de mandato del presidente de la República. ¿Habrá campaña por la “no continuidad de López Obrador” u otra vez se intentará desestimar la importancia del proceso?
Lo importante es que en esta consulta ganaron por mucho los familiares de víctimas y desaparecidos. Junto a los pueblos de regiones de mayor marginación fueron quienes, en su más amplia mayoría, apoyaron el ejercicio y el voto por el SÍ.
No hay moneda en el aire ni serpiente ni escalera: se echó a andar un proceso; ésta es, la democracia participativa. Bienvenida.