Medios y periodistas son los generadores de la información que consume una sociedad, pero cuando esto se convierte en negocio y priva más el interés personal, éstos se vuelven en una poderosa fábrica de mentiras, donde el mentir, sí, se vuelve conveniente.
Para hablar de periodismo como profesión se necesita ir más allá de hablar de una simple vocación.
El periodismo, aquella profesión que pinta la realidad concreta de manera oral o escrita bajo una metodología y bajo varias vertientes, está sujeto a códigos éticos muy bien definidos en donde actúa la deontología de forma específica en los principios, deberes y conductas que se deben de ejercer a cabalidad.
Pero al igual como sucede en otras profesiones como el abogado, el médico o incluso el sacerdote, los códigos deontológicos están en total ausencia, de hecho, muchos de los que ejercen esas actividades no tienen idea de la definición ni de la ética siquiera, que es de concepción más amplia.
Hablar de periodismo dentro de un sistema social muy vulnerable (por no decir corrupto) en todos los ámbitos, ¿cómo puede subsistir el periodismo desde su concepto? Sucede entonces que el periodista, así como el abogado, el médico o el sacerdote, está inmerso entre intereses que tienen mayor peso que el tener una sociedad bien informada.
Todos los periodistas para informar les pagan, ya sea por el gobierno en turno o por los corporativos dueños de los medios, que ambos fungen como el censor de las cosas a informar.
Entonces, el periodismo se convierte en los obreros o empleados que trabajan bajo las instalaciones, herramientas, equipos o financiamiento necesario para producir lo que dicta el empleador. No hay de otra.
Se ha intentado que el Estado tenga instituciones que velen por las conductas éticas en la información, pero, como hemos sido testigos, dura más un hielo en el mojito frente al malecón, que la ética en las instituciones estatales.
Pero los intereses de gobiernos no son distintos a los corporativos, muchas veces son los mismos. Las empresas mediáticas son negocios que velan primero por sus intereses antes de cumplir lo ético, éso no les da de comer o en este caso, controlan al hambriento.
La fábrica de mentiras y simulación
Desde los medios y el periodismo se fabrican versiones delineadas y diseñadas. El caso de lo medios en México no es otra cosa que una fábrica de mentiras y un aparato de simular trabajar bajo el periodismo.
Ejemplos hay por carretadas, pero abordaremos dos en concreto que ilustra la manipulación informativa para fines de intereses personales y de grupo: el tren maya y la llamada militarización.
Tren Maya
Del tren maya se ha construido un discurso que mucha gente defiende. Se opone a la decisión del gobierno actual para construir, o podemos decir reconstruir, la transportación de personas que desapareció arbitrariamente, con el cuento de una mentira que los medios la convirtieron en verdad a finales del siglo pasado.
Los argumentos vs el tren maya van desde la idea plantada de destrucción de la naturaleza a la falta de consultas a los pueblos, esa información nubla que el tren sea visto como una oportunidad de regresar los trenes como una opción de transporte público y que las vías nacionales no sea solamente de uso exclusivo de dos empresas.
Hace unos meses escribí en este espacio porqué el tren maya enfrenta una corrosiva oposición desde los medios y el mismo periodismo que la hace visible. Ese periodismo que (des)informa y a la vez oculta la red de intereses que afecta la implementación de ese servicio.
¿En qué medida afecta la implementación del tren maya al uso del transporte por autobús? No es menor la cantidad de personas que dejarían de transportar cuando hablamos de los millones de visitantes que viajan a los lugares ubicados en la península de Yucatán.
Pero eso tal vez es lo de menos, hablamos de la importancia histórica que es traer a la memoria el robo a la nación desde la privatización de los trenes en México y el uso forzado para el transporte de pasajeros a través de automotores altamente contaminantes.
Este episodio del tren maya, regresa a la memoria colectiva que el tren, económica y ecológicamente más adecuado para las grandes distancias, fue sustraído de los mexicanos desde una mentira.
Eso, el periodismo y los medios no lo cuentan, manipulando así la información en la creación de los contenidos informativos para construir un discurso contrario al proyecto que impulsa el actual gobierno.
Entonces, desde su anuncio para la construcción del tren, el periodismo en México no ha sido otra cosa que una fábrica de mentiras, engaños y manipulación a la población que consume esa información y que la hace suya casi como una ideología.
Militarización de la vida pública
Escuchamos en programas de radio y televisión o leemos las notas de los diarios y hablan de una militarización de facto.
La Guardia Nacional, la administración de las aduanas y puertos, el manejo de los aeropuertos del AIFA y el de Tulum, hoteles, el tren del Itsmo, el mismo tren maya, etc., todas administradas desde las instituciones castrenses.
Esta administración federal eliminó la policía federal y despidió a muchos agentes de aquella corporación policiaca que fue infiltrada por el narcotráfico a manos de Genaro García Luna y montó la Guardia Nacional.
Igualmente cambió la administración portuaria que estaba en manos de empresarios (API) a ser manejada directamente por la marina (ASISPONA).
Las aduanas del país también cambiaron de perfiles, Tijuana, Ciudad Juárez o la de Matamoros por mencionar algunas, ya no son civiles quienes las administran sino militares.
El Aeropuerto del AIFA o el de Tulum, no solo están hechos por ingenieros militares, sino serán administrados por las fuerzas armadas.
El tren del Itsmo y los parques industriales que estarán en todo lo largo de la vía, será administrado por la Secretaría de Marina.
Finalmente, la joya de la Corona, el Tren Maya, administrados por la Sedena juntos con un cúmulo de empresas turísticas como hoteles, parques temáticos entre otras cosas.
Todo esto ha provocado furor en la prensa con notas periodísticas, columnas o programas de radio y televisión, que se han dedicado a crear la percepción de una militarización de la vida pública.
Lo cierto es que es un cambio en el control del poder
Todo lo que ahora está a cargo del ejército, estaba en manos de los magnates a través claro, de sus representes políticos que administraban esos bienes.
Los puertos, por ejemplo, no me puede Ud. decir que se administraba con eficiencia y pulcritud, cuando lo que abundaba era la corrupción, tanto que se regodeaban los cárteles de la droga a plena luz del día.
Igualmente con las aduanas, no creo que Ud. me reconvenga si digo que en las aduanas imperaba la corrupción; o los mismos aeropuertos, como el AICM cuando salió a la luz pública dentro del proceso penal de García Luna en la corte de Nueva York, cómo era el manejo que tenían los cárteles sobre el más importante de los aeropuertos del país.
El presidente de México, está dándole el control de esas instituciones a los militares porque no había por dónde manejar mejor esas importantes carteras mexicanas.
De otro modo era poner a las personas que el consideraba honestas para combatir la corrupción pero que no le aseguraban la continuidad de la vigilancia porque llegaría alguien más una vez que terminara su mandato en el 24.
Por esa razón, es obvio, optó por entregársela a los militares, que son un poco menos vulnerables que los sujetos en el vaivén político sexenal.
Y digo menos vulnerables porque nadie asegura que los militares sigan la línea de la honestidad y la buena conducta. Ya muestra nos han dado de su actuar en otros sexenios funestos, claro, dicen, todo depende del comandante en jefe.
Igual pasa con la administración del Tren Maya o el Tren Transítsmico, porque según el argumento, tiene mayor seguro para no ser “desincorporado” de la administración pública y dárselo a los magnates para su “mejor provecho” como ya sucedió con las vías férreas de la nación, los bancos, la industria petroquímica, los aceros, bueno, hasta medio de comunicación.
Entonces, al final tenemos que la “militarización de México”, como ya lo he mencionado en este mismo espacio, no es otra cosa que haberle quitado el control de todas esas instituciones habladas, en manos de “empresarios” convertidos en el poder tras el poder, para ser entregadas a una institución que ha logrado estar rezagada de la política y conservar cierta autonomía de los poderes establecidos y fácticos.
La alternativa de La Mañanera
¿Quién escucha La Mañanera? ¿Cómo se consume la otra versión que los medios vedan o tergiversan? ¿Cuántos medios y qué medios replican la información que emana de La Mañanera?
Esas preguntas tendrán respuesta desde el consumo de información que Ud. hace.
Los medios y su periodismo siguen con el control de la información. A pesar que el gobierno federal ha implementado una estrategia mediática de sus acciones a través de la comunicación por internet, cosa que ha funcionado muy bien pero no deja de remar a contracorriente el fenómeno informativo.
Aunque hay mucha audiencia que todavía cree en lo que (des)informan los medios, La Mañanera ha sabido contrarrestar las mentiras que todos los días, sin faltar uno, fabrican desde ese periodismo; es tanto lo que fabrican que tuvieron que implementar una sección dentro de esa mañanera que se llama “quien es quien en las mentiras”.
Y cosa increíble, la misma (des)información que han construido los medios y su periodismo, ha manejado el discurso ese que, desde la misma mañanera, solo se hablan mentiras de parte del presidente, y cosa para quedarse con la boca abierta, ¡el que usa las mentiras para hacer oposición, le dice mentiroso al presidente y su audiencia se la cree rotundamente!
No obstante, como fenómeno mediático, la fábrica de mentiras no ha funcionado del todo en estos tiempos, porque, aunque sí hay una gran audiencia de las mentiras del periodismo, están los resultados electorales recientes que evidencian que no permea a la mayoría.
Los recientes procesos electorales como en el Estado de México, demuestran que, a pesar que los medios y su periodismo tienen cierta clientela que hace uso de espacios cibersociales para expresar su sentir y que se perciben muchos, cosa contraria al gran resto, no le han alcanzado para revertir el avance de la figura del actual presidente a la hora del voto.
Esos resultados, sobre todo en el Edomex, donde se juegan intereses muy fuertes y que tienen un control total del media spectrum, evidencia que la mañanera y la posición del presidente es seguida por una enorme cantidad de personas que no está medida y que viaja por debajo de la inmensa repetición de la fábrica de mentiras del periodismo y la veda informativa de la voz del mandatario.
Dicho sea de paso, los resultados electorales que recién el pasado domingo se consumaron, pone al presidente de la república como un fenómeno mediático sin precedentes que tiene de su enemigo principal, los medios y el periodismo, que como fábrica de mentiras que viajan de boca en boca, se les ha regresado como boomerang a la hora que la gente vota en silencio.
			

























































		    
















