¿Por qué Rusia extiende siempre la rama de olivo? Vladimir Putin cumplirá 20 años en la Presidencia. Dos pensadores rusos hacen un balance de su liderazgo. Y destacan que ha llegado a las puertas de imponer a Rusia como el gran árbitro del emergente mundo multipolar.
Por Claudio Fabian Guevara
Vladimir Putin ha comandado el renacimiento de Rusia como potencia, enfrentándose a Estados Unidos en la guerra de nueva generación: la Tercera Guerra Mundial centrada en la red. En mayo de este año cumplirá 20 años en la presidencia de la Federación Rusa. Desde las ruinas que dejó el colapso de la Unión Soviética en los 90, catapultó a su país a una mejora generalizada de las condiciones de vida de la población, y lo llevó nuevamente al protagonismo en la escena internacional.
Por eso es pertinente la pregunta: ¿Qué quiere Putin? ¿Cuáles son sus tácticas y sus estrategias en la guerra de largo aliento con la superpotencia del Norte?
Dos analistas rusos -Rostilav Ischenko y Alexander Dugin– hacen un balance de la extensa presidencia del líder ruso.
La batalla por un modelo multipolar
Hace cinco años, el analista ruso Rostislav Ishchenko publicó un celebrado ensayo titulado “¿Qué quiere Putin?”. El trabajo, partiendo de la estrategia rusa en Ucrania, analiza en general los objetivos de Putin en la contienda geoestratégica más amplia con Estados Unidos.
Por la peculiar conformación del sistema político en Rusia, la opinión personal del presidente tiene un papel central en ámbitos como la política exterior. “Lo que quiere Putin, Rusia también lo quiere”, sintetiza el politólogo.
Para Ishchenko, el origen de la matriz guerrerista de Estados Unidos y el enfrentamiento con Rusia es la crisis del crecimiento ilimitado. El sistema económico occidental se enfrenta con la naturaleza finita del planeta Tierra y sus recursos, incluidos los humanos. Esto entra en conflicto con la necesidad de imprimir dólares de forma ininterrumpida. Estados Unidos sólo puede prolongar la agonía del sistema saqueando al resto del mundo. “En un principio fue tras los países del Tercer Mundo. Luego fue por los potenciales competidores. Luego por los aliados e incluso amigos cercanos. Este saqueo podía continuar sólo mientras los Estados Unidos se mantuviera como potencia hegemónica indiscutible del mundo”, subraya Ishchenko.
Por eso, cuando Rusia declaró su derecho a tomar decisiones políticas independientes, un enfrentamiento con los Estados Unidos se hizo inevitable. Estados Unidos necesita imponerse como potencia única. Es la batalla de su modelo unipolar contra el modelo multipolar emergente.
Para los Estados Unidos, un compromiso con Rusia significaría renunciar de forma voluntaria a su hegemonía, lo que lo llevaría a una catástrofe acelerada y su inevitable desintegración.
Pero si Estados Unidos gana, entonces es Rusia quien experimentará una catástrofe sistémica. El estado se fragmentaría, se anexarían territorios sustanciales y el ejercito del país podría ser destruido.
“Así que la guerra durará hasta que un lado gane. Cualquier acuerdo provisional debe considerarse sólo como una tregua temporal”, define en analista ruso.
Por eso es esencial entender lo que el liderazgo ruso quiere lograr.
Qué quiere Rusia
Rusia entró en conflicto con Estados Unidos gradualmente, a medida que crecieron sus posibilidades. Por ejemplo, Rusia no reaccionó al primer intento de la revolución de color en Ucrania en 2000-2002. Rusia no intervino en los golpes de Estado en 2003 y 2004 en Georgia y en 2004 y 2005 en Ucrania. En 2008, en Osetia y Abjasia, Rusia utilizó sus tropas contra Georgia, un aliado de Estados Unidos. En 2012, en Siria, la flota rusa demostró su disposición a enfrentarse a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Después del golpe armado en Kiev en 2014, Rusia entró en abierta confrontación con Washington.
Putin se involucró en “un nivel de confrontación con los Estados Unidos que Rusia podía manejar”, opina Ischenko. “Si Rusia no está limitando en este momento el nivel de confrontación, significa que Putin cree que, en la guerra de las sanciones, la guerra de nervios, la guerra de la información, la guerra civil en Ucrania, y la guerra económica, Rusia puede ganar”.
Esta es la primera conclusión importante sobre lo que Putin quiere: Él espera ganar. Y teniendo en cuenta que avanza de forma meticulosa, cuando toma la decisión de no retroceder ante la presión de los Estados Unidos, es porque “el liderazgo ruso tiene una doble, sino triple garantía de victoria”, arriesga el analista.
Prolongar la paz: el mejor negocio
A medida que pasan los años, la capacidad de los Estados Unidos disminuye, mientras la de Rusia mejora. Así que el objetivo principal es elevar las apuestas lentamente, retrasar el mayor tiempo posible un enfrentamiento abierto.
Para Ischenko, se puede proyectar con cierto grado de certeza que para el 2025, sin ningún tipo de confrontación, el período de la hegemonía estadounidense habrá terminado. Para Estados Unidos sería más aconsejable no pensar en cómo gobernar el mundo, sino la forma de amortiguar su precipitada decadencia.
Dice: “Así que el segundo deseo de Putin está claro: mantener la paz o la apariencia de paz el mayor tiempo posible. La paz es ventajosa para Rusia porque en condiciones de paz, sin grandes gastos, se obtiene el mismo resultado político, pero en una situación geopolítica mucho mejor. Es por eso que Rusia extiende continuamente la rama de olivo. En condiciones de paz mundial, el complejo militar-industrial y el sistema financiero global creado por los Estados Unidos están condenados a la autodestrucción. En este sentido, las acciones de Rusia son acertadamente descritas por la máxima de Sun Tzu: “La mayor victoria es aquella que no requiere batalla”.
La competencia por aliados y recursos
Y así, a diferencia de Rusia, la cual necesita de paz para desarrollarse, los Estados Unidos requieren la guerra como algo vital.
En resumen: Putin quiere ganar la guerra no declarada contra Estados Unidos, y para ganarla se propone extender la paz el mayor tiempo posible, acumulando recursos y aliados que son la base de la victoria bélica. ¿Lo está logrando?
Para Ischenko, Rusia sigue ganando la competición por aliados y recursos. Los Estados Unidos pueden contar sólo con la UE, Canadá, Australia y Japón como aliados, pero Rusia ha logrado movilizar el apoyo de los BRICS, ganar apoyo en América Latina, y comenzar a desplazar a Estados Unidos en Asia y África del Norte. En las votaciones en la ONU, los países alineados con Rusia juntos controlan alrededor del 60% del PIB del mundo, tiene más de dos tercios de su población, y cubre más de tres cuartas partes de su superficie.
Rusia, a las puertas de una victoria estratégica
Para Alexander Dugin, otro analista ruso de renombre, la respuesta va más allá: Rusia tiene ganada la batalla estratégica, que la pone a la cabeza del mundo multipolar emergente: “Los éxitos de Rusia en la política internacional, el impresionante auge de la economía china, así como el acercamiento gradual entre Moscú y Pekín han hecho realidad el mundo multipolar”.
La posición de Rusia en favor de la paz y del derecho internacional ha sido una apuesta que ha rendido frutos. Emerge como el gran árbitro del mundo emergente. Por un lado, Rusia no está involucrada en contradicciones regionales entre Estados, etnias y corrientes religiosas; por otro lado, Rusia posee un nivel significativo de armamento para su defensa, así como para apoyar la lucha por la libertad de los pueblos invadidos, como ha hecho en Siria (a pedido del estado sirio), como está sucediendo ahora en Libia y como bien podría suceder en Irak. La característica de estas intervenciones es que se realizan a pedido de los estados, en el marco de la legalidad internacional.
Del otro lado, el liderazgo de la unipolaridad fomenta la vía contraria: actos unilaterales, tribunales sumarios y ajusticiamientos selectivos son moneda corriente. Un porcentaje cada vez mayor de la humanidad está terminando bajo las sanciones estadounidenses, y no sólo en Asia, sino también en Europa. La arrogancia de la hegemonía estadounidense trata a sus «partidarios» como lacayos y los maneja con castigos físicos.
El gran legado de Vladimir Putin
Dice Dugin: “Estados Unidos está dando pasos que precipitan su final: el asesinato de Soleimani, la guerra de sanciones extendida y su creciente aislamiento lo colocan en una posición de «superpotencia solitaria» que se dirige hacia la confrontación, esta vez prácticamente con el resto del mundo”.
Desde su perspectiva, hay en curso una batalla franca entre un modelo agonizante de unipolaridad y una multipolaridad cada vez más fuerte. La multipolaridad se convierte en un oponente serio y relativamente invulnerable. “Cuanto más fuerte sea, más posibilidades habrá de evitar una Tercera Guerra Mundial en forma abierta y podremos asistir al colapso de la unipolaridad por sí sola”, es la profecía del politólogo ruso. “Se acerca el momento en que todos países y civilizaciones tendrán la posibilidad de elegir su lugar en esta construcción antagónica, ya sea permaneciendo como satélites de Occidente, o parándose del lado del mundo multipolar y buscando su futuro en este contexto”.
VIDEO: ALEXANDER DUGIN: «NADA PUEDE FRENAR EL MUNDO MULTIPOLAR
La disyuntiva no es dramática, subraya Dugin: “Después de todo, esto no es forzar a nadie a aceptar la dominación rusa o china. El mundo multipolar deja a cada uno el derecho de construir la sociedad que quiera con los valores que elija”.
Desde la perspectiva de Dugin, el gran legado de Vladimir Putin sería lograr que bajo el liderazgo político de Rusia se sellara el acuerdo de un nuevo mundo multipolar que inaugure una era de paz y tolerancia entre las naciones. ¿Lo logrará?