Este escrito es una continuación de la entrega publicada en estas mismas páginas llamada «el-obradorismo-fenomeno-que-derroto-a-la-oligarquia-y-construyo-un-nuevo-orden-nacional/«. Reporte que hilvana los acontecimientos de la historia que vivimos hoy en nuestro país.
Síntesis introductoria
Agosto y septiembre fueron para la oligarquía mexicana una verdadera pesadilla; mentira tras mentira, derrota tras derrota y vergüenza tras vergüenza.
Sus falsos posicionamientos y desfiguros primero con la llamada “sobrerepresentación”, no les alcanzó para impedir la designación correcta y legal de los 200 diputados y 32 senadores plurinominales que realizó el Instituto Nacional Electoral y que ratificó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para conformar las bancadas partidistas en ambas cámaras. Luego, ya con la distribución legal de los diputados y senadores de lista, la alianza de los partidos del oficialismo alcanzó la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y se quedó sólo a tres escaños en la Cámara de Senadores.
El siguiente paso fallido de los oligarcas no sólo fue un colosal fracaso sino fue una burda y grotesca exhibición de frustración por la sin razón de sus argumentos. Así, los diputados aprobaron con relativa facilidad la reforma al Poder Judicial; luego, con senadores del extinto PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, legisladores senatoriales del oficialismo, consiguieron las dos terceras partes necesarias para aprobar la reforma que modifica las reglas en la elección de ministros, magistrados y jueces.
Aunque los oligarcas bloquearon las sedes parlamentarias bajo la consigna de que México se encamina a una dictadura y tiranía (sic), la aprobación de la reforma en las cámaras legislativas fue un golpe certero a uno de los centros de poder más importante que manejaban los grupos oligárquicos.
No hay que olvidar que aparte de que tenían este Poder a su disposición, también cuentan con los organismos autónomos que igual controlan en su totalidad (todavía). Aunque ponen siempre al INAI (Instituto de la Transparencia) al frente como el órgano autónomo más importante, es sólo una jugada mediática para no exponer al verdadero poder que lo pelearán a sangre y fuego: el Ifetel, el organismo que tiene el control del extenso campo electromagnético donde fluye la comunicación. Esto vale la pena ponerlo en relieve en otro escrito.
Pero lo hecho en la aprobación de la reforma al Poder Judicial se cuenta sencillo en un tres párrafos, pero lo vivido en estos dos meses está para hacer toda una novela de intrigas, mentiras, golpeteo, presiones, insultos, marchas, descalificaciones, tumultos y hasta hechos violentos. Nada sencillo para contarlo sintetizadamente.
Como reloj político: puntual en tiempo y forma
Después de las elecciones federales del pasado 2 de junio definimos en este espacio que El obradorismo, es el fenómeno que derrotó a la oligarquía y estaba en la construcción de un nuevo orden nacional. Y desde esa elección apabullante, que fue solicitada por el presidente Andrés Manuel López Obrador al pueblo de México, los millones de mexicanos que creen en él han comenzado a vivir la construcción de un nuevo esquema para la conformación de la Suprema Corte: la elección popular de los impartidores de justicia.
Decíamos que esa solicitud más bien “parecía sólo un buen deseo y talvés hasta un sueño onanista de López Obrador pero, sorprendentemente y ante los ojos del mundo, el obradorismo mostró su existencia como un gigante que escucha, razona y actúa. El mensaje fue entendido, no hay otra”.
Después de haber pasado por la aprobación de más de una veintena de congresos estatales, la reforma del Poder Judicial se publicó en el Diario Oficial de la Federación en la emblemática fecha del 15 de septiembre.
Las fechas llegan y los plazos con ella. La reforma se dio.
Plan C, jaque mate
El Plan C de López Obrador funcionó como reloj político. Puntual en tiempo y forma.
Hoy es otra página. Hoy estamos ante el nacimiento de algo nuevo. Ahora sí, aunque todavía hay resquicios de violencia como arrojar una botella de agua al presidente, el obradorismo se queda con la partida.
Un jaque mate maestro y de altas miras. Soberbio (por su alta pretensión) en su planteamiento. Soberbio (épico) en su resultando .
La jugada de AMLO al convocar al pueblo para respaldarlo en las urnas y llevar a acabo la reforma al dañino poder corruptor oligarca fue, por decir lo menos, osada. Apostó a lo más difícil: la democracia. La ganó en buena lid con las reglas establecidas por lo mismos representantes oligárquicos. No hay que escatimar el detalle.
La publicación de la reforma al Poder Judicial es, sin lugar a dudas, para poner la bandera en todo lo alto como señal de triunfo y contra-conquista.
Tampoco debemos escatimar la inmensa presión que se ejerció en los actores. Por ejemplo la intromisión y las amenazas de la embajada estadounidense en las discusiones locales y nacionales sobre la reforma legal donde amagaron con consecuencias en el comercio bilateral. Inaudito por lo abierto de su descaro. Una amenaza pública del poderoso, bélico y neocolonialista país vecino acostumbrado a obligar obediencia ciega. Esto causó alta indignación al gobierno obradorista, mándando una nota diplomática, que en términos prácticos fue mandarlos al carajo sobre la injerencia de parte de la embajada de Estados Unidos en asuntos que sólo le competen a los mexicanos.
Así como el gobierno estadounidense presionaba a México para parar la reforma, así mismo fue Canadá, organizaciones empresariales estadounidenses, la DEA, políticos gringos de ambos partidos, Consejo Mexicano de Negocios, intelectuales oligárquicos, Expresidentes latinoamericanos adheridos a la Iniciativa Democrática de España y las Américas entre otras figuras que son caricaturas del cinismo como la del propio expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León quien dijo que entramos a un país dictatorial cuando la historia lo pone como aquel presidente que disolvió la Suprema Corte en 1995 por miedo a los ministros salinistas y conformar una designada por él.
La derrota oligárquica entre los abrazos
López Obrador los derrotó desde el esbozo “abrazos no balazos”. Una metáfora que se convirtió en lápida para la banda de malechores que han utilizado la violencia y el autoritarismo para cumplir sus caprichos y privilegios.
Abrazos: “no tengo enemigos, ni quiero tenerlos, tengo adversarios”.
No balazos: “la violencia no puede enfrentarse con más violencia, es como echarle gasolina al fuego. La paz es fruto de la justicia, no se puede enfrentar el mal con el mal. El mal hay que enfrentarlo haciendo el bien”.
Nunca entendieron la prosa filosófica. Nunca se dieron cuenta que las frases eran contrarias al credo que transmitían los oligarcas desde el titiriteo de los personajes públicos en frases como aquello de “a mí no me va a temblar la mano”.
Entonces cuando los propagadores autoritarios y violentos seguían matando con comandos armados y anónimos en la idea de des-estabilizar al gobierno, AMLO aumentaba los abrazos para adultos mayores que cada año los ingresos fueron mayores. Igual a los jóvenes y niños. Igual a ejidatarios de las montañas. Igual a pescadores del ancho mar nacional. Abrazos y más abrazos.
Cuando se hizo el planteamiento de que para realizar la reforma al Poder Judicial era necesario la elección de suficientes legisladores del obradorismo para tener la mayoría calificada en las dos cámaras y así poder hacer las modificaciones a la Constitución para cambiar la estructura nociva que hoy todavía actúa en ese Poder del Estado, los oligarcas no vieron los abrazos, veían solo la violencia y con ella su derrota.
AMLO, entre los gigantes
Hubo de todo en la gran derrota oligarca que dejó a un hombre en la mera cima después de su catacumbe. No pudieron. Se quedaron con su violencia. Se quedaron con las ganas. Hoy ya no es posible aunque el coraje los arroje a ridiculeces. Hoy se tiene que aceptar la derrota y dar crédito a quien dio muestras de utilizar el conocimiento socio-político con la sagacidad de un zorro, la fuerza de un oso y la visión de un águila en vuelo viendo pasar el tiempo y sus acontecimientos.
López Obrador se despide de su gobierno y de la vida pública en lo más alto de la cima que pocos gobernante mexicano hayan logrado y mira que eso es mucho decir bajo las sombras de gigantes que enfrentaron poderosos ejércitos del mundo como Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavon que expusieron su vida contra la poderosa monarquía española; o Benito Juárez, que enfrentó al más poderoso ejército de aquel momento del mundo; o el mismo Lázaro Cárdenas que les arrebató el petróleo a esos poderosos gobiernos que 7 años más tarde ganaran la sangrienta guerra mundial a mediados del siglo pasado.
AMLO, vuelvo a insistir en que no hay que escatimar, se encarama en ese lugar donde habitan los gigantes mexicanos mientras se aleja y se va a la quinta La Chingada, emblemático nombre que reinvindica a la madre de todos los mexicanos.