Por Alfredo Jalife Rahme
El año pasado, Rick Willson –político anti-Trump, comentarista de CNN (vinculado al conglomerado de los Clinton y George Soros) y MNBC (ligado al complejo militar-industrial)– exhortó al asesinato de Trump que ya estaba escrito en el muro (https://bit.ly/4cUBVnc).
El autodenominado intelectual
, el jázaro (https://bit.ly/3QqemJr) Krauze Kleinbort –vinculado a los Rothschild y a George Soros, además de la Comisión Trilateral y al Commitee on the Present Danger, sin contar sus incrustaciones en Banca Santander y Televisa– se le adelantó siete años a Willson (https://bit.ly/4f7hsgU): como vulgar gatillero callejero incitó a la violencia física
contra Trump.
Se han difundido en multimedia y redes sociales de EEUU los nexos “publicitarios (https://bit.ly/4bJwwOJ)” del tirador Thomas Matthew Crooks, oriundo de Pensilvania, con el omnipotente banco de inversiones BlackRock que maneja 12.5 billones de dólares y hoy dirige el jázaro Larry Fink. BlackRock borró su macabra publicidad con el joven de 20 años Crooks.
El Estado volátil
, electoralmente hablando, de Pensilvania es gobernado por el demócrata jázaro Joshua Shapiro, íntimo del frívolo Alexander (https://bit.ly/4655Ern), hijo de George Soros, lubricador financiero de su correligionario Shapiro.
Destacan las opulentas inversiones en Ucrania de BlackRock (https://bit.ly/3LbI0zE) y JPMorgan Chase –banco fusionado de David Rockefeller cuyo asesor Kissinger ideó el Foro Económico Mundial (FEM) de Davos con su pupilo alemán Klaus Schwab– cuando un triunfo de Trump significaría su derrota geofinanciera.
Shapiro, estrella ascendente del grupo Soros a la presidencia “pudiera ser nuestro primer presidente judío (sic). Pero primero necesita ganar a los nacionalistas cristianos (https://politi.co/4dmJIun)”. Desde aquí se desprende toda la dinámica de colisión ideológica en torno al atentado contra Trump, quien milagrosamente fue salvado por su giro inesperado de cabeza: Agenda 2030
, del grupo Soros y del globalista FEM de Davos, frente a la Agenda 2025
, de Fundación Heritage (https://bit.ly/4cIWnaK)) y el nacionalismo cristiano
de Trump (https://bit.ly/3LpAAcn). Perturbó que el disidente (https://bit.ly/4d788I7) cardenal Vigano haya acusado del atentado al FEM (https://bit.ly/3W6txKv).
Más allá de la grave acusación del legislador republicano Mike Waltz sobre el presunto papel siniestro que hubo jugado el jázaro-cubano Alejandro Mayorkas, polémico secretario de Seguridad Interior de Biden, el grupo Trump ha exigido la renuncia de Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto dependiente de Mayorkas (https://bit.ly/46advUk), quien ha sido puesta en la picota por las graves deficiencias
de protección a un candidato presidencial. Mayorkas había desechado los repetidos reclamos de una mayor protección a Trump, no se diga al candidato independiente Robert Kennedy Jr.
Dos días antes al atentado fallido y el mismo día del cierre de la Cumbre de la OTAN que optó por la escalada contra Rusia y China (https://bit.ly/3zW9cjq), el premier húngaro de 61 años, Viktor Orban –el peor enemigo del jázaro húngaro angloestadunidense George Soros, de 93– visitó a Trump en Mar-a-Lago (Florida).
La misión de paz para Ucrania de Orban –en sus reuniones con el comediante jázaro Zelensky, el presidente Putin, el mandatario chino Xi y Trump– exasperó a los círculos que buscan la derrota estratégica de Rusia, a grado tal de que se acaba de revelar el intento de asesinato contra el premier húngaro (https://bit.ly/4bObkaz). Analógamente, por los mismos motivos pacifistas en Ucrania, hace unos dos meses, el premier de Eslovaquia, Robert Fico, fue motivo de un atentado (https://bit.ly/4cH8FQV).
Pareciera que el mundo enfrenta OTAN-cidios
contra quienes se oponen a la escalada de la guerra, que puede ser nuclear, en Ucrania. De lo anterior se desprende la inesperada selección como candidato a la vicepresidencia junto a Trump, del senador J.D. Vance, quien se ha pronunciado contra el apoyo de Biden a Ucrania (https://cnb.cx/3Y4kL2c).
Fuente original y créditos de la imagen: Kontrainfo